12 de febrero de 2013 | Adalberto García-Donas León
Con premeditación y alevosía
Poco a poco, hoy aprieto aquí y mañana lo hago allí, nos van poniendo a los españoles, donde querían. La derecha más retrógrada, hoy en el poder, está ganando la partida a la derecha demócrata y al centro derecha que afloró en los años de la transición y posteriores, tras la muerte del dictador Franco y nos están llevando a tal nivel de sumisión, que poco a poco nos tienen donde querían, comiendo de su mano con docilidad y rozando niveles de esclavitud, sobre todo en el terreno laboral y social, apoyados y sustentados por esa mayoría parlamentaria que les otorgaron un buen número de españoles, unos a sabiendas y otros, la mayoría, engañados. Si a eso le unimos, que las fuerzas de izquierda, representadas mayoritariamente por comunistas y socialistas, les están dejando hacer a su antojo sin apenas oposición, sin apenas plantarles cara a tanto despropósito y a tanto recorte social, nos encontramos que en cuestión de un año y medio, hemos retrocedido por obra y gracias de los designios de este gobierno, a niveles ya olvidados, de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado.
La fiscalía del estado y los jueces, deberían intervenir aplicando las leyes a rajatabla y presionando para qué cambien las que a todas luces, están obsoletas y desfasadas. Y si en esas reformas necesarias de las leyes, añaden una diciendo que los políticos de alto nivel no pueden estar más de ocho años en el mismo cargo, nos harían un favor a todos los españoles y facilitarían con ello, que corriera savia nueva por las venas de todos los estamentos políticos del país.
La corrupción generalizada a nivel político, que día a día nos muestran todos los medios de comunicación, nos están dejando sin argumentos para creer en ellos, dejándolo patente en las encuestas, que los sitúan en su nivel más bajo de credibilidad.
Mientras seis millones de españoles sufren la precariedad del paro y el resto de trabajadores la incertidumbre de no saber que va a pasar en un futuro incierto con su puesto de trabajo, ellos, los altos cargos políticos, con diputados y senadores a la cabeza, despilfarran millones sin miramiento, sin ningún rubor, disfrutando de privilegios que al resto de los españoles nos niegan.
A pesar de todo, aun tenemos solución, sólo basta que el señor Rajoy comience a cumplir alguna de sus incumplidas promesas, dichas cuando estaba en la oposición o en campaña electoral… empezando con investigarse a su mismo, dimitiendo, e investigar a sus cargos corruptos y demás camarilla de piratas y bandoleros, hasta las últimas consecuencias. Esto debería ser igual en todas las formaciones políticas de este país cuando algunos de sus cargos políticos estén implicados en algún tipo de corrupción, entonces, sólo entonces, los españoles comenzaremos a creer de nuevo en ellos. Mientras eso llega solo nos queda despertarnos y actuar en consecuencia.