La falta de servicio en los ayuntamientos y otras dependencias oficiales por parte de los empleados públicos es una situación que se ha vuelto cada vez más común en los últimos años. Es triste ver cómo los ciudadanos que acuden a estas instituciones en busca de ayuda y soluciones se encuentran con largas colas, trámites burocráticos tediosos y empleados poco dispuestos a prestar ayuda.

La falta de empatía y de preocupación por el bienestar del ciudadano son algunos de los principales motivos que explican esta situación. Además, muchos empleados públicos han desarrollado un perfil narcisista, que les hace sentirse superiores y poco dispuestos a escuchar las demandas y necesidades de los ciudadanos.

Esta situación se agrava por la falta de formación y capacitación en habilidades sociales y de comunicación de los empleados públicos, quienes muchas veces no tienen las herramientas necesarias para lidiar con situaciones de tensión o conflictos.

El resultado de todo esto es que los ciudadanos acuden a los servicios públicos con una sensación de desconfianza y desesperanza, sabiendo que es poco probable que reciban la ayuda que necesitan. Es triste ver cómo se ha normalizado el “venga usted otro día” o el “la persona encargada de esta gestión no está”, y cómo esto se ha convertido en la norma en muchas dependencias oficiales.

Es necesario que los ayuntamientos y otras instituciones públicas tomen medidas para mejorar la calidad del servicio que prestan a los ciudadanos. Esto implica no solo mejorar la formación y capacitación de los empleados públicos, sino también fomentar una cultura de servicio al ciudadano que ponga en el centro de la atención las necesidades y demandas de las personas que acuden a estos servicios.