19 de mayo de 2020 | Cecilia González
¿A las puertas de una Primera Internacional Progresista?
La propuesta del Grupo de Puebla para confrontar al neoliberalismo en épocas de pandemia
Líderes de izquierda realizaron una cumbre virtual para debatir estrategias conjuntas que mitiguen el negativo impacto económico y social que dejará el coronavirus.
El Grupo de Puebla, la organización creada por líderes de América Latina y España, convocó a consolidar a la Primera Internacional Progresista para acordar retos, políticas y estrategias en un mundo que enfrentará cambios sustanciales a partir de la pandemia de coronavirus.
Esta es una de la principales propuestas de la declaración final de la cumbre virtual que el Grupo de Puebla llevó a cabo durante el fin de semana con la participación del presidente de Argentina, Alberto Fernández, y los expresidentes de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma Rousseff; Bolivia, Evo Morales; Colombia, Ernesto Samper; España, José Luis Rodríguez Zapatero; Paraguay, Fernando Lugo, y Uruguay, José Mujica, además de decenas de dirigentes iberoamericanos o personalidades como el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz.
"La unión es el cambio. Paz, economía y pandemia", es el nombre del documento con el que cerró este quinto encuentro que la organización realiza desde que se fundó el año pasado en la ciudad de Puebla, en México, y el segundo en su modalidad virtual debido a los cierres de fronteras y cuarentenas que rigen en la mayoría de los países de la región. En esta ocasión, en el debate tuvieron una participación central líderes progresistas de Colombia.
Durante la cumbre se destacó la iniciativa que decenas de personalidades de izquierda, de múltiples países y ámbitos, lanzaron la semana pasada para movilizar a las fuerzas progresistas, empoderar a activistas y a colectivos y elaborar propuestas alejadas de las políticas neoliberales cuyo fracaso, consideran, quedaron en evidencia por la pandemia.
Entre ellos se encuentran el filósofo estadounidense Noam Chomsky, la escritora canadiense Naomi Klein, el economista griego Yanis Varoufakis, el excanciller brasileño Celso Amorim, el actor mexicano Gael García Bernal, el expresidente ecuatoriano Rafael Correa y la activista india Arundhati Roy. Su carta de presentación fue el portal de Internacional Progresista, a través del cual invitan a "elaborar una visión compartida sobre un mundo diferente".
La novedosa propuesta fue celebrada por el Grupo de Puebla, que llamó a sumar y consolidar estrategias para contrarrestar a la derecha. "El progresismo que nos identifica como Grupo de Puebla debe articularse con el esfuerzo reciente de un grupo de intelectuales y figuras reconocidas de la izquierda para establecer la Primera Internacional Progresista. En la medida en que sumemos esfuerzos, una articulación de fuerzas progresistas en distintas latitudes nos fortalecerá y otorgará una mayor perspectiva respecto de nuestros retos futuros partiendo de las asimetrías enormes que marcan a nuestras sociedades", señaló en su declaración.
Los líderes reformulan así a la Internacional Socialista, el movimiento de organizaciones socialistas, socialdemócratas y obreras nacido en Europa en la segunda mitad del siglo 19 y que, desde entonces, ha enfrentado diversas etapas de participación, influencia, reorganización y reagrupamiento.
"Reconocemos que la unidad es el camino. El progresismo colombiano y latinoamericano no se puede dar el lujo de enfrentarse. Eso sólo favorece a la derecha. Nuestros pueblos merecen los máximos esfuerzos unitarios. Para construir un mundo más justo lo primero que debemos hacer es unir a las fuerzas del progresismo", advirtió.
En aras de tener mayor presencia en el debate internacional, el Grupo de Puebla también convocó a la Organización de Naciones Unidas (ONU) a realizar una reunión extraordinaria de la Asamblea General para discutir la gestión de la pandemia, siempre a partir de las premisas de equidad social y protección de los más vulnerables.
Cambios ante la incertidumbre
El documento final de la cumbre reconoce que el escenario que se cierne sobre la región es pesimista, ya que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que la caída económica para este año será del 5,3 %, mientras que el desempleo se desplomará en un 4,5 % y la pobreza aumentará 4,5 %, lo que dejará como saldo a 270 millones de personas en la pobreza y unos 80 millones en la miseria.
Contamos con grandes expositores en el V Encuentro del #GrupoDePuebla. Baltasar Garzón habló sobre los procesos de lawfare en Latinoamérica. Y el profesor y Nobel de economía @josephestiglitz planteó algunas respuestas frente a los desafíos de la economía en esta pandemia.
Ante ese desalentador panorama, el Grupo propone la puesta en marcha de instrumentos de política social y económica de los que la región se alejó en los últimos años por la primacía de modelos neoliberales, que delegaron la distribución de bienes básicos en el mercado y minimizaron el protagonismo del Estado que, ahora, fue revalorado ante la crisis sanitaria.
"Recordamos que el Covid-19 ha hecho evidente la necesidad de estructurar verdaderas políticas públicas de reconocimiento del derecho al mínimo vital mediante programas que tuvieron éxito en el pasado reciente de gobiernos progresistas y otros nuevos como la garantía de una renta básica inicialmente extraordinaria, para garantizar con dignidad las condiciones del confinamiento que se han decretado en casi todos los países latinoamericanos", señala el documento al retomar una propuesta que ha tomado fuerza en los últimos meses a nivel mundial.
En materia de deuda externa, y con Argentina en riesgo de entrar en cesación de pagos esta semana, el Grupo de Puebla propuso reestructuraciones de los países deudores y, en la medida de lo posible, moratorias que permitan a los Estados canalizar esfuerzos para atender la emergencia y redefinir las prioridades sociales que han sido desatendidas.
Acorde con las premisas progresistas, la organización reiteró la necesidad de entender a la salud como un bien público global, porque en caso contrario, tal y como se ha hecho hasta ahora, son los grupos más vulnerables los que terminan pagando los costos de la crisis. "No existe dilema entre salud y economía, pues es inviable pensar en una reactivación del consumo, del ahorro y de la inversión con la amenaza latente de la pandemia", aseguró la declaración.