Desde que empezamos con esta crisis, la cantidad de reconocimientos a personal sanitario, fuerzas de seguridad del estado, bomberos, dependientes, transportistas, agricultores y ganaderos y todo aquel que está al pie del cañón en esta “guerra” contra el Covid-19, han sido multitudinarios. Se lo merecen de todas, todas.
En la parte que me toca, tengo a mi lado otra heroína, que, junto a sus compañeros de trabajo, están lidiando cara a cara con “el bicho” y no es precisamente Cristiano Ronaldo.
Me refiero a todo el equipo de funerarios que operan en nuestra comarca.
Su trabajo está siempre rodeado de circunstancias muy especiales y sobre todo dramáticas. Son personas que se enfrentan a tremendos accidentes, a servicios muy desagradables, donde el estómago juega malas pasadas, a muertes por sida, hepatitis y otras enfermedades muy infecciosas, con todo esto llevan mucho tiempo “luchando”.
En esta ocasión han sido los primeros funerarios en atender el primer caso de coronavirus de la provincia de Córdoba, ha sido en nuestro hospital, un vecino de Belmez que ha fallecido, datos para la historia de nuestra zona.
Pero la vuelta de tuerca a la que hemos sido sometidos con esta pandemia, ha sido demasiado, jugando con la serenidad, el miedo y la salud propia y la de tus seres queridos, añadiendo la presión a que te somete este estado de alarma, porque desconocemos todavía a lo que nos enfrentamos y aunque hay líneas a seguir, cada día salen nuevas prerrogativas y descubrimientos de esta pandemia provocada por no sabemos que (yo intuyo el origen y el propósito, pero eso es harina de otro costal).
Por todo esto, quiero dar mi aplauso a Carmen, Ángela, Isidora, Azahara, Raquel, Antonio, Dani, Miguel, Paco, Juan Carlos y a mi heroína Pepi, que están al pie del cañón desde el primer día, con decisión y seguro que, con su pellizco en el corazón, pero como dice Antonio uno de los funerarios, “si hay que hacerlo, hay que hacerlo”.
Mi admiración y ánimo para todos (extensivo a todos los funerarios de España).