De nuevo estamos a las puertas de un nuevo año. Es momento de hacer balance del que termina, con sus penurias económicas, cambios políticos, revueltas sociales, paro, aumento de la pobreza, diferencias sociales, etc, y a su vez recibir el que empieza con ilusión, aunque resulte difícil decirlo en los tiempos que corren.
Me resisto a creer que la cosa vaya a seguir igual. Hay que vivir con esperanza, con optimismo, con ganas de trabajar porque la situación cambie. Hay que confiar en un solución, en una salida, en un resurgir de nuestra sociedad.
Las fiestas de Navidad que se avecinan deben de transmitirnos un halo de esperanza, dejando atrás el mero materialismo en que hemos convertido estas entrañables fiestas de un tiempo a esta parte.
Resulta un tanto paradójico que durante estas fechas se haya aumentado en un 30 % las ventas en Lotería de Navidad con respecto al año pasado en los tiempos que corren. La gente necesita hoy más que nunca probar suerte para salir adelante.
Por otra parte también es un tanto contradictorio el que muchos ayuntamientos hayan optado por la reducción e incluso eliminación del alumbrado navideño por motivos de crisis, y que por otra parte Madrid inaugure su alumbrado para las próximas fiestas un 25 de Noviembre, justo un mes antes de Navidad, con la intención de incentivar a la población a que compren, en la mayoría de los casos sin necesidad, por el mero hecho de vivir estas fechas.
No quisiera terminar este escrito sin desear a todos que tengamos confianza en el Nuevo Año 2012, que aunque se presenta tan complicado como el que termina, estoy seguro de que será un poquito mejor, y desearles unas Fiestas Navideñas Entrañables.