14 de noviembre de 2010 | nfoguadiato
Personal de correos
Había un hombre que trabajaba en la oficina de
> correos, cuyo trabajo era procesar las cartas que
> traían la dirección ilegible..
>
> Un día llegó a sus manos una carta que traía
> escritura temblorosa y que iba dirigida a Dios,
> pero no tenia dirección alguna. Como esa carta no
> iba a ir a ningún lado, decidió abrirla para ver de qué se
> trataba.
>
> ' Querido Dios: Soy una viuda de 84 años que vive
> de una pequeña pensión. Ayer alguien me robó el
> monedero, que tenía 600 euros. Era lo que me
> quedaba para el mes, y ahora voy a tener que
> esperar hasta el mes que viene. No sé qué hacer.
>
> El próximo domingo es Navidad y había invitado a
> dos amigas mías a cenar, pero sin dinero, no
> tendré qué ofrecerles; no tengo ni comida para
> mí.. No tengo familia y eres todo lo que tengo, mi
> única esperanza. ¿Me podrías ayudar?
> ¡Por Favor!
> Sinceramente, María. '
>
> Fue tal el impacto que la carta causó al empleado
> postal, que éste decidió mostrarla a sus
> compañeros de trabajo. Todos quedaron
> sorprendidos, y comenzaron a buscar en sus bolsos
> y carteras. Al final de la tarde habían hecho una colecta
> de 520 euros. Los guardaron en un sobre y lo mandaron a la
> dirección de María.
>
> Esa tarde, todos los empleados que cooperaron
> sintieron un rico calorcito en el ambiente y una
> sensación de satisfacción que tal vez no
> experimentaban desde hacía mucho tiempo, al saber lo que
> habían hecho por María y sus amigas.
>
> Llegó la Navidad y se fue.
>
> Algunos días después de la Navidad, llegó a la
> oficina de correos otra carta de María. La
> reconocieron inmediatamente por la escritura y
> porque iba dirigida a Dios. La abrieron y todos
> con curiosidad leyeron lo que decía:
>
> ' Querido Dios: Con lágrimas en mis ojos y con
> todo el agradecimiento de mi corazón te escribo
> estas líneas para decirte que hemos pasado, mis
> amigas y yo, una de las mejores Navidades de la
> vida. Y todo por tu maravilloso regalo. Debes
> saber que siempre hemos sido fieles a tu mandato
> y hemos guardado todos tus mandamientos, tal vez
> esa sea la razón de tu benevolencia con nosotras.¡Gracias,
> Dios! Por cierto, faltaban 80 euros. Seguramente se los
> quedaron esos hijos de la gran puta de Correos...