La banca en su evolución natural hacia la banca online, sigue cerrando oficinas con el fin de ir abandonando la banca tradicional, en busca de la rentabilidad que ofrece el medio online. Pero esto se convierte en un problema cuando el cierre se produce en un pueblo, dejando a la mayoría de sus habitantes sin servicios financieros, ya que en su mayoría son personas mayores sin acceso a internet.
Un ejemplo, entre otros muchos, es el pueblo cordobés de Cárdeña que con 1.700 habitantes aproximadamente, ha visto como la oficina de Caja Rural que se encontraba en su pueblo, cerraba sin previo aviso.
Pero estos habitantes no se han quedado de manos cruzadas, aceptando la situación, sino que han comenzado a moverse y a actuar, liderados por su alcaldesa y apoyados por la plataforma de agrupación ciudadana Bankavá.
El fin que se persigue es tener un banco en el pueblo que ofrezca los servicios que demandan y necesitan los vecinos, y además tener mejores condiciones en los productos ofrecidos. En definitiva, el objetivo es tener el banco del pueblo, sin cláusulas abusivas, con un servicio eficaz completo y barato, una banca ética y moral.
Para llegar a este objetivo es necesario presentar un negocio rentable, ya que el banco no es una ONG, sino que se mueve hacia la rentabilidad. Por ello está siendo de vital importancia la unión del pueblo al completo (protegiendo sus datos como exige la ley de protección de datos), ofreciendo un volumen cuantificable muy rentable para el banco.
Y si, esto es posible, pueden ganar los ciudadanos y el banco a la vez, La unión hace la fuerza.