20 de julio de 2018 | Infoguadiato
Aurelio Romero, escritor y coordinador del acto “Siempre hay alguien (10 años después)”
“La poesía nace para ser compartida”
• “Las 9 personas que leerán poemas en público conmigo son un orgullo de valentía y generosidad”
• “El nuevo libro “Recuento. Versos y prosas” no lo voy a publicar. Lo colgaré en las redes sociales”.
Aurelio Romero Serrano tiene un apellido cordobés y otro manchego. Nació en Ciudad Real (1951), donde su familia vivía desde que su padre, villorro nato, se fue a esa ciudad al comenzar la guerra. La familia de los “Rosablanca” quedó partida en dos con los años, unos en la capital manchega y otros en Villanueva del Rey. Desde hace cuatro años colabora con el Ayuntamiento para desarrollar de actividades que propaguen la imagen del pueblo a través de la marca familiar “Rosablanca”.
En la Semana Cultural 2018 que comienza el próximo lunes abrirán la programación con un recital de poesía y música bajo el título de “Siempre hay alguien (10 años después)”. Ese fue su primer libro de poemas, del que se van a leer en Villanueva del Rey diez poemas diferentes con 10 voces distintas y diez años después de publicarlo.
¿No le da miedo que no le entiendan, que no se sientan los poemas como usted lo sintió al escribirlos?
- La poesía es un lenguaje universal. Sólo cambia el idioma en que se escriba o se lea. Y da igual quién lo lea, porque al leerlo lo hará suyo, de todos a la vez. Si despiertan algún sentimiento en quien lo lee o lo escucha, ese es el éxito de la poesía: hacer sentir, expresar.
¿Esas diez personas ya conocen lo que van a leer?
- Si, claro. Desde hace días lo tienen y los leen. No para memorizarlos, sino para conocer lo que sienten personalmente. Somos diez hombres y mujeres de diferentes edades, incluso de distinta localidad, aunque a todos nos une el pueblo. Es un lujo contar con todas esas personas mayores y menores, valientes y generosas dispuestas a leer poesía en público.
¿Su primer libro de poemas ya fue una especie de antología?
- Abarca muchos años, casi 25, pero el libro es una selección intencionada para demostrar que siempre hay alguien por quien vivir, amar u odiar y la poesía es capaz de expresar todo eso, incluso de la soledad más descarnada, con el estilo de quien escribe;
El otro libro que también se presenta por primera vez en Villanueva del Rey, “Recuento. Versos y prosas” no está publicado. ¿Lo van a editar?
- Creo que no. La poesía no da beneficios, como ya sabemos; lo importante es difundirlo por si alguien lo quiere conocer y apreciar, compartirlo. Por suerte, las redes sociales han cambiado en parte esa forma de compartir. Seguramente lo colgaré en mi blog “Nómada”, en el que escribo de vez en cuando, y que lo baje quien desee hacerlo.
¿Eso no es cortar el vuelo de un libro de poemas y relatos?
Soy muy perezoso para buscar quien lo quiera editar y creo que nadie que escriba poesía debe pagar, además de escribir, por autoeditar su obra. Es un nivel de vanidad al que no llego. Pero debería haber más medios públicos que apoyaran la poesía. Pero, en fin, quien consiga que le edite sus libro de poemas, bendito sea.
¿”Recuento. Versos y prosas” es una especie de memoria?
- Es un libro abierto en el tiempo, desde hace tres años; abierto a lo que deseo escribir en cada momento y algunos textos, por ejemplo, compartidos con la familia de los Rosablanca en el libro común que vamos haciendo, que se titula “Días de rosas blancas”. Habla más de sentimientos que de la memoria. Los Rosablanca nunca hemos olvidado nuestra historia, aunque nos hayamos olvidado unos de otros. Desde hace unos años nos buscamos y compartimos con todos, como en ese acto del lunes 23, en la Semana Cultural 2018, o cuando presenté hace 4 años, recién publicada, la novela “Si pudiese hablar de ti”.
¿Memoria de Villanueva del Rey también?
Las guerras y la distancia tejen una muerte posterior, enorme y profunda, la muerte de la memoria, nos aíslan y las familias y los pueblos terminan por olvidar su origen, su pasado, porque queda lejos o porque es incómodo. Pero no debemos renunciar a nosotros mismos, debemos trabajar para buscar la luz y vernos. Disfrutamos haciéndolo, recuperándonos. Esos relatos hablan de familias, política sin ira, lugares imaginados...
Mi relación con Villanueva del Rey no tiene que ver con la llamada de la sangre, sino con la recuperación de la memoria colectiva de mi familia cordobesa y del pueblo. En eso trabajo casi todo el año, porque puedo hacerlo, claro.