Según la tradición cristiana, un ángel caído es aquel que ha sido expulsado del cielo. Pues algo parecido es lo que le está ocurriendo a nuestra alcaldesa María Gil en el PP. Hace apenas 15 meses se vanagloriaba del respeto y consideración que sus compañeros de partido tenían hacia su persona, pero en apenas algo más de un año todo ello se ha venido abajo.
María Gil ha llegado a acumular cargos como el de alcaldesa de Peñarroya-Pueblonuevo, senadora, presidenta de la Mancomunidad de Municipios Valle del Guadiato, y miembro del Comité Ejecutivo Regional del PP de Andalucía. Pero lo difícil no es alcanzar metas, sino mantener la confianza de los que han confiado en ti. Y eso, María Gil lo está perdiendo a marchas forzadas gracias a su incapacidad política y de gestión.