Bien está lo que bien acaba

HISTORIA DE UN DESPROPÓSITO, QUE PUDO ACABAR EN TRAGEDIA.

Así me lo han contado y así se lo cuento a ustedes. No se trata de un guión cinematográfico, es una historia real como la vida misma, que pudo acabar en tragedia de no haber sido por la intervención casual a última hora de la Policía Local de Peñarroya-Pueblonuevo.
La historia se desarrolla en la noche del miércoles 7 de enero, un día de mucho frío y lluvia, en la “parada de autobuses” de Auto Transportes López de Peñarroya-Pueblonuevo.
Para ponerles en antecedentes hay que decir que recientemente, esta empresa de transporte de viajeros –no sus edificios- ha sido adquirida por el Grupo Sepulvedana de Madrid y hasta que la localidad pueda contar con una Estación de Autobuses en condiciones, demandada durante años por la población, sigue prestando sus servicios de llegada y recogida de viajeros en la mencionada “parada de autobuses”, lugar donde antiguamente, en tiempos mejores, había medio en condiciones, una sala de espera, servicios públicos, taquillas, un pequeño bar, etc., pero que ahora con el paso del tiempo, la dejadez y el abandono, no tiene nada que ver con lo que era, casi obligando a los viajeros a esperar la salida y llegada del autobús de turno en la misma entrada de las cocheras, que también se encuentran en ese lugar, es decir, casi en la calle. Pues bien, esta nueva empresa, a la espera de la tan deseada y necesaria Estación de Autobuses, aparte de utilizar ese mismo lugar para dejar y recoger viajeros, de momento ha ampliado el servició de viajeros hacia Córdoba y Badajoz, poniendo entre otros, un viaje entre semana de última hora desde Badajoz, que pasa por la localidad a las 23,20 horas con dirección a Córdoba.
Y en eso estaban nuestras comunicantes, esperando que llegara el autobús de las 23,20 horas con dirección a Córdoba, cuando le comunican, más o menos con estas palabras que debido a la fuerte tormenta de lluvia, viento y nieve, el autobús se retrasará algo porque la carretera había quedado bloqueada en algún punto del trayecto. En ese momento ante las preguntas de los viajeros que allí se encontraban, la persona responsable no sabe contestar, si tardará en llegar media hora, una, dos o si el servicio ha sido suspendido. Y no contento con ello, llegada su hora de cerrar, pasadas las 23,30 horas, invita a las personas que allí se encontraban a salir a la calle, donde era imposible estar por las inclemencias adversas del tiempo, comentadas anteriormente, con temperaturas que rozaban los cero grados, porque el era el último en salir y tenía que dejarlo todo cerrado, insistiendo en que si querían esperar al autobús, lo hicieran en la acera fuera del local, sin una mísera marquesina donde resguardarse. Cerró sus puertas y se fue tan tranquilo, sin más preocupación.
Nuestras interlocutoras, Ani Cano Moya y Josefita Cazorla del Rey, con residencia en Córdoba, insisten en que era imposible estar en la calle, pero que decidieron aguantar un rato más con la esperanza que llegara el autobús, al no haberles dicho el operario nada en contra de dicha llegada. Al poco tiempo los demás viajeros comenzaron a marchar y ellas dos se quedaron solas. Una, Josefita, por no tener donde ir, pues había venido desde Córdoba a ver un familiar hospitalizado en el Hospital Valle del Guadiato y la otra, Ani, por ser solidaria y no dejar sola a la primera, porque ella si tenía donde ir, pero no quería molestar a nadie, pensando que llegaría pronto el autobús.
Pasan los minutos y las horas y el tan deseado autobús no llega. El frío y el agua están haciendo mella en estas dos mujeres con mas de 70 años cada una, tanto, que pasada la 01,00 horas de la madrugada y ante el frío intenso que hacía que lo tenían calado hasta los huesos, unido a la humedad ambiental, comienzan a pensar en buscar ayuda, y como si de una predicción se tratara, en ese momento llega el coche de la Policía Local y se paran interesándose por ellas. Cuando cuentan lo ocurrido a los agentes, toman la determinación de buscarles de inmediato alojamiento, dejándolas instaladas en el Hotel Sol. Nos comentan que a pesar de estar calentitas y bajo techo, el frío acumulado era tal que no consiguieron entrar en calor hasta la mañana siguiente sin apenas haber podido dormir por ese motivo.
Después de comunicar lo ocurrido a sus respectivas familias para tranquilizarlas y desayunar, se dirigieron de nuevo a la “parada de autobuses” para expresar debidamente sus quejas y viajar en el autobús que salía a las 12.30 horas. Así lo hicieron y la contestación del encargado de turno, tan correcta como impropia, fue, que esas dependencias no eran una parada de autobuses, solo eran las cocheras de los vehículos y por lo tanto la deben cerrar a su hora.
Ni que decir tiene, que la intención de las señoras perjudicadas, es denunciar los hechos donde corresponda, a la vez que no acaban de creer que nos hayamos deshumanizado tanto como para dejar a unos viajeros en la calle, con un tiempo infernal y sin darles una solución medianamente razonable. Creen que lo correcto por parte del empleado de la empresa de autobuses, hubiera sido haber llamado a sus superiores para saber como mínimo, si el servicio había quedado suspendido o no y que explicación debía darle a las personas que esperaban para viajar. Si así lo hubiera hecho, seguro que los viajeros en general y estas señoras en particular, hubieran tomado otra determinación dos horas antes.
Como digo en el titular, bien está lo que bien acaba, pero estas cosas se pueden evitar con un poquito de interés que se ponga. Es un simple ejercicio de cortesía y humanidad hacia unas personas necesitadas de información.