3 de septiembre de 2011 | Acs
No nos acordamos de Santa Bárbara hasta que truena
ES LÓGICO QUE SE LLENEN DE TIERRA Y TAPONEN, EL ARRASTRE ES INEVITABLE, PERO PARA ESO ESTÁ EL MANTENIMIENTO QUE DE MOMENTO ES NULO

En esta última tormenta, que dentro de lo que cabe no ha sido de las peores, he podido comprobar lo que desde hace tiempo se veía venir.
Cuando más arreciaba el agua, las calles corrían a tope de líquido elemento y los alcantarillados y sumideros instalados recientemente, como es el caso de los accesos al hospital comarcal, por la calle Pio XII y calles de alrededores, estaban cegados de tierra y hojarascas. Estos llevan así desde siempre, limpios han estado poco tiempo, porque mantenimiento no han tenido nunca o casi nunca por no ser tan crítico.
Es lógico que se llenen de tierra y taponen, el arrastre es inevitable, pero para eso está el mantenimiento que de momento es nulo.
No es muy difícil prevenir estas situaciones, las alertas se dan con días de antelación y ante esto se podía dar una vuelta y limpiar las bocas de alcantarilla más necesitadas y de lugares conflictivos, para prevenir males mayores. Para complicar algo más la situación, los acerados en algunos lugares, ejemplo los de la parte trasera de mi casa, están a ras de pavimento, consecuencia, el agua inunda la acera y si sube el nivel como ha sido este el caso, sobrepasa el umbral y pasa al interior de los domicilios, sobra decir que implica un gran riesgo es esas circunstancias.
Habrá que intensificar estos mantenimientos de cara al otoño e invierno pues como de costumbre, estos aguaceros aparecen sin más, complicando la situación.