28 de abril de 2017 | Carlos Serrano Gonzalez
Sentido de la “pascua” cristiana y judía
Pascua es una de las palabras más antiguas que han llegado hasta nosotros

Acabamos de celebrar la fiesta de “Pascua”, la más importante del Cristianismo y de suma importancia en el judaísmo. Podemos afirmar que “la pascua” (Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús) es el fundamento del Cristianismo. Pero realmente, nos hemos detenido a estudiar el sentido etimológico, histórico y profundo, de esta palabra “Pascua”/fiesta?
Pascua es una de las palabras más antiguas que han llegado hasta nosotros.
Nacida como “pesah” en el antiguo pueblo de Israel, pasó al griego como
paska, por cruce con el latín “pascuum” (lugar de pastura, en alusión al fin
del ayuno). Como hemos dicho, proviene del griego πάσχα (pasjua), que en latín vulgar se convirtió en pascua, como llegó al español. La palabra “Pesaj” se traduce como "saltar", “pasar de largo”, esto es muy importante para entender el sentido de la pascua. Es la misma palabra empleada en el libro del Éxodo cuando se narra cómo en la última plaga enviada a Egipto se castiga a los primogénitos de los egipcios mientras que el ángel castigador pasa de largo de las casas hebreas marcadas con sangre en las puertas. Así el ángel “saltó” o “salteó” las casas hebreas librándolos del castigo. Este sentido de transición, de paso de un lugar a otro o de una situación a otra diferente, es el que nos va a interesar para un correcto sentido de la Pascua.
En hebreo ésta fiesta tiene una doble celebración. Por un lado se celebraba en la antigüedad anterior a Moisés la fiesta de la primavera, el paso del frio invierno a la alegre primavera, Por otro lado, y es lo más importante, es la gran fiesta en que se recuerda la salida de Egipto, el paso de la esclavitud a la liberación que culmina con la constitución del pueblo como nación en una tierra prometida libre de esclavitudes, como se nos relata en el libro bíblico del Éxodo. Es la gran festividad de la liberación del pueblo hebreo, llevada a cabo por intervención de Yahvé. En ésta celebración, que dura siete días, se reúne toda la familia en torno a una cena muy especial donde no falta el pan ázimo y el vino, recordando los cuarenta años de peregrinación por el desierto hasta alcanzar la tierra prometida.
Fiesta de las más solemnes de los hebreos, que celebraban a la mitad de la luna de marzo. En la Iglesia católica, es la fiesta solemne de la resurrección de Cristo, que se celebra el domingo siguiente al primer plenilunio posterior al 20 de marzo. Oscila entre el 21 de marzo y el 25 de abril. El cristianismo oriental, por el contrario, basa sus cálculos en el calendario Juliano por lo que fija su celebración entre el 4 de Abril y el 8 de Mayo.
En un primer momento los Cristianos, que eran judíos, hicieron coincidir cronológicamente la celebración de la Pascua Cristiana con la Pascua Judía. Fue en el Concilio de Nicea (325 d.c.) en que se separaron ambas fiestas de Pascua, eliminando los elementos hebreos pero dejando el carácter móvil de la misma recordando que Cristo resucitó en la Pascua Judía.
Para los católicos se conmemora la Resurrección de Cristo,, es decir, el PASO se la muerte a la vida, el triunfo de la vida, Para los cristianos significa el paso de la resignación a la acción, de la indiferencia a la solidaridad, de la queja vacía a la búsqueda de soluciones, de la desconfianza hacia los demás al abrazo sincero, del miedo a la lucha al coraje para seguir en la brecha, de recoger sin vergüenza los trozos de sueños rotos y volver a empezar, de la autosuficiencia a compartir y reconocer nuestros fracasos y deficiencias, de romper las ataduras de nuestro pasado que nos impiden avanzar y construir un mejor presente, de saber que de nada sirve ser luz si no podemos iluminar el camino de alguien con el ejemplo de vida.
“…a quien le gusta el dinero, los banquetes exuberantes, las mansiones suntuosas…los autos de lujo…le aconsejaría que se fije qué está pasando en su corazón…que se libre de todas esas ataduras…El que tenga afición por todas esas cosas, por favor que no se meta en política, que no se meta en una organización social o movimiento popular…” (Papa Francisco).