16 de noviembre de 2016 | David Vázquez Gómez
Síndrome de la Alienación Parental
"Hijos manipulados por un cónyuge para odiar al otro", o "la salud psicológica del hijo en padres separados está más relacionada con la presencia del conflicto en casa que con la separación en sí".
Ambas frases resumen básicamente este síndrome que padecen muchos niños, y hasta adultos, y que en algunos países empiezan a tomarse muy en serio.
Esta enfermedad a la que no se le presta la suficiente atención por la dejadez de la administración y medios de comunicación de nuestro país es más grave de lo que se piensa la sociedad ya que podría considerarse como un daño a la salud pública pero que, por cualquier razón, no se trata con el debido interés general. Las consecuencias pueden traer un comportamiento agresivo e inmaduro de la gente en detrimento de la convivencia social como puede ser en colegios o en las mismas calles.
Sin embargo otros intereses prevalecen en el modelo social que nos quieren adoctrinar desde una economía consumista, como puede ser el negocio oscuro de dejar caer a las familias en sus propios errores y una vez desestructuradas, es minada la confianza entre progenitores e hijos dejándolos a merced de ese sistema antisocial y desafectivo que los poderes del dinero persiguen ocupando antes las instituciones públicas.
Todo parece un embrollo pero tiene su explicación. Una vez anuladas las familias, la sociedad se articula por colectivos , los cuales ,son manipulados para enfrentarse entre sí como pueden ser por la condición de género, generacional, económicos o de cualquier índole, que sirve para que una administración pública sin recursos ( justicia, educación...) no los amparen adecuadamente y se llegue a una situación desfavorable a la armonía social y civil que necesita un país desarrollado.
Los ciudadanos sin el apoyo más elemental de sus familias son más propensos a ser manipulados y volubles por este sistema consumista del Gran Capitalismo que nos quieren imponer la falta de fraternidad y divide a un pueblo en la solidaridad y en la felicidad entre iguales. Se construye así una desigualdad estructurada por medio de una ingeniería social de las élites empresariales internacionales que deciden sobre el modelo de convivencia en un Estado clasista donde hace imposible la igualdad de oportunidades.
En definitiva, una familia desestructurada por la alienación monoparental revienta el crecimiento psicosocial y afectivo de las personas desde niños que les hacen ser en el futuro ciudadanos más dóciles ante la manipulación mediática, como puede ser: crear miedo al progreso social y a la libertad de pensamiento que les impidan consumir materialismo de forma más racional, o también, puedan entender el trabajo como algo digno. Todo está relacionado y cuando una Nación no tutela estos asuntos con políticas honestas y de valores no se puede considerar Nación.