Hay países paradigmáticos por cosas triviales o esclavos de su trágica historia, y otros que a duras penas, o enriqueciéndose con el turismo, explotan vertientes más lúdicas de su idiosincrasia. Es el caso de Jamaica, que además de sus playas despierta en nosotros ecos de Reggae, y para expertos conocedores de bancos de semillas como dinafem seeds y dedicados al cultivo de marihuana, es una especie de lugar soñado en el imaginario de esta sustancia. Sin embargo, y aunque a muchos pueda sorprendernos, la legislación en Jamaica ha sido tradicionalmente bastante restrictiva. Pese a que la marihuana es casi uno de sus símbolos nacionales, el cultivo ha estado perseguido por lo que la gran producción de cáñamo se hacía ilegalmente. Esto llevó a la cárcel a muchos productores jóvenes que, catalogados como criminales, acababan en la cárcel o multados, estigmatizándoles para siempre por una actividad que todos hubiéramos considerado una mera cuestión de papeleo. La pregunta que surge cuando vemos que se ponen al servicio de este tipo de delitos tiempo, efectivos policiales y judiciales, recursos penitenciarios y un largo etcétera mientras crímenes violentos quedan impunes, es si realmente cruzar la fina línea hacia la legalidad no es el paso más lógico y beneficioso para la comunidad. A esa conclusión han llegado finalmente en Jamaica, que desde mediados de abril ha despenalizado la posesión de pequeñas cantidades de marihuana, lo que se ha traducido en una caída del número de detenciones. La ley, parecida en cuanto a apertura a otras como la de Uruguay o algunos estados de EEUU, permite cultivar y consumir marihuana siempre que sea con fines de investigación, medicinales o religiosos. Sí, religiosos, no olvidemos que el movimiento espiritual más importante de esta isla, el rastafarismo, está unido estrechamente al consumo de esta sustancia, que es considerada sagrada porque, según afirman, fue encontrada en el lugar de la tumba del Rey Salomón. Una nueva realidad comienza para los habitantes de Jamaica, aunque muchos pensáramos que no era tal.