
La sexta edición de la matanza tradicional que se viene realizando año tras año, por la recuperación de nuestras costumbres dio comienzo a las nueve de la maña con el encendido de la candela.
A las diez de la mañana el matarife Antonio Sújar inició el despiece de los dos cerdos sacrificados. Más tarde, llegaba el desayuno, café con roscos de naranja y pestiños, dulces elaborados artesanalmente por las vecinas y colaboradoras. Sin perder un solo segundo, tocaba el desgorde y picado de la carne. Las mujeres amasaban la sangre para las morcillas, el tocino y la carne picada para los chorizos y salchichones que tomaban forma introducidos en las tripas.
Tras las degustaciones para calmar el apetito de chichilla y panceta, los asistentes disfrutaron de un cocido bien caliente y, cómo no, el vino, las cervezas y los refrescos donados por algunos almacenes. Entre el humo de la candela, los visitantes de toda la comarca pudieron disfrutar un año más de la matanza y del buen ambiente.
Por la tarde a los asistentes se les agasajó con café y dulces típicos
La matanza está organizada por el Consejo local de Participación ciudadana y el Ayuntamiento de Peñarroya.