Otoño, lluvias recientes y sol. Sólo el frío repentino de los últimos días puede empañar el inicio de la campaña micológica, ya a punto de comenzar en los seis municipios de la provincia donde la Junta de Andalucía gestiona monte público: Belmez, Espiel, Hornachuelos, Villanueva del Duque, Villanueva del Rey y Villaviciosa. El delegado de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Córdoba, Francisco de Paula Algar, concretó que los aficionados a la recogida de setas tienen a disposición más de 39.000 hectáreas de superficie forestal para desarrollar una actividad que, según la norma que la regula, sólo se puede realizar entre las 08:00 y las 17:00.

Pese al vacío legal existente para la explotación de fincas privadas, quienes quieran aventurarse en la búsqueda de hongos y trufas necesitan de una licencia que expiden los citados municipios de acuerdo a la cesión de la gestión realizada desde la Administración autonómica. Los permisos son diarios y quien se aventure al monte y sea captado por agentes de medio ambiente o de la Guardia Civil se expone a una sanción, advirtió Algar.

Con estas licencias, el objetivo de la Junta de Andalucía es "evitar la explotación desordenada" y "la protección del medio ambiente", defendió el delegado, quien detalló que sólo se permite la recogida "esporádica y sin ánimo de lucro", es decir, para consumo propio. La Consejería de Medio Ambiente dispone de un plan de conservación y uso sostenible de setas y trufas y prepara un programa de aprovechamiento sostenible, todavía en fase de borrador.

El primer documento autoriza la recogida de setas hasta el próximo 15 de febrero, siempre que la recolección se realice teniendo en cuanta el calendario cinegético. Es decir, el objetivo es no coincidir, por cuestiones de seguridad, con las cacerías en los montes públicos, que coinciden en fechas. Algar recordó, además, que la recolección ha de realizarse "en pequeñas cantidades, razonables para el consumo personal", aunque realmente no existen límite de kilos. Los agentes de medio ambiente, no obstante, se encuentran vigilantes para evitar prácticas que apunten a un ánimo lucrativo.

Otra norma se refiere a las características del recipiente en el que hay que transportar los hongos. Sólo se autorizan los utensilios que permitan la aireación de las piezas, como cestas de mimbre o de vareta de olivo, pues el objetivo es que mientras se transportan "suelten las esporas" para favorecer la repoblación. Además, únicamente está autorizada la recolección manual; en el caso del gurumelo, una de las variedades más apreciadas, la recolección hay que hacerla con navaja o con un pincho especial. Las frutas, por su parte, sólo se pueden buscar mediante la ayuda de perros adiestrados y utilizando un machete frutero, detalló el responsable provincial. Además, una vez recolectada, hay que rellenar la tierra y devolver la superficie a su situación original. La autoridad regional también vigila la madurez de los ejemplares, de manera que no se permite las unidades más pequeñas.

Algar aconsejó desarrollar esta actividad en compañía de expertos para evitar casos de toxicidad, pues el consumo de determinadas especies pueden provocar la muerte. Las "nomas de oro" del buen recolector, de hecho, es "sólo consumir las setas que tras examinar cuidadosamente compruebe sin ninguna duda que son comestibles". En todo caso, "nunca se debe recolectar ni destruir las especies no comestibles o las que no se logre identificar, pues todas cumplen una importante función en el medio natural".

Ya en casa, antes de cocinarlas hay que repasar una por una para asegurar que no se desliza ningún ejemplar dudoso o peligroso. En este sentido, es clave "no recolectar aquellas con sombrero blancuzco-verdoso", pues podría tratarse de alguna de las amanitas mortales, advirtió el delegado. También hay que descartar aquellas lepiotas de menos de 12 centímetros, pues "muchas de ellas son muy tóxicas".

Como medio de prevención, es además importante guardar algún ejemplar en la nevera de cada una de las especies que se consumen, pues en el caso de intoxicación servirá de ayuda al médico para determinar un tratamiento. Algar advirtió, además, de que "ninguna de las viejas y tradicionales reglas para diferenciar las setas venenosas de las comestibles son ciertas", tales como el ennegrecimiento de la cucharilla o moneda de plata o darlas a comer a animales. Ante una intoxicación, hay que acudir rápidamente al centro de salud u hospital más cercano y llamar al Instituto Nacional de Toxicología (915 62 04 20). Aunque, antes de llegar a esta situación, es mejor extremar la precaución y no jugársela.

Considerado un buen comestible, es inconfundible por su anillo doble orientado hacia arriba. Es importante evitar los ejemplares con láminas blancas para no confundirlos con especies mortales del género Amanita.

El níscalo es muy frecuente y apreciado en Andalucía, quizás el más conocido popularmente. Es buen comestible, muy apto para conserva y constituye un importante recurso económico en zonas deprimidas de sierra.

Es muy frecuente en toda la comunidad autónoma, sobre todo en otoños lluviosos. Está considerada un excelente comestible y por sus características es difícil confundirla con alguna variedad tóxica.

Fuente El Dia de Córdoba