28 de diciembre de 2018 | Luis Pizarro, historiador y militante socialista, publicado en La Comarca de Puertollano
Un peñarriblense con la casta de los que mamaron estas viejas –por históricas¬– ideas de igualdad, solidaridad y fraternidad
Un referente de la transición en Puertollano, Cipriano Morales Liñán
Cipriano Morales Liñán, socialista histórico donde los haya, nacido el 30 de octubre de 1916 en Peñarroya-Pueblonuevo (Córdoba), tenía la casta de los que mamaron estas viejas –por históricas¬– ideas de igualdad, solidaridad y fraternidad, pues su padre, Tiburcio Morales Cañizares, era maquinista de la Sociedad de Peñarroya y presidente de su Consejo Obrero Ferroviario, allá en la ciudad cordobesa, desde donde fue trasladado a Puertollano para trabajar en el ramal ferroviario de Conquista a San Quintín, con residencia en nuestra ciudad. Corría el año 1927 e inmediatamente ingresó en las filas de la Agrupación, en la que ocuparía rápidamente puestos directivos, siendo uno de los concejales socialistas que formó parte de la primera Corporación municipal constituida en la Segunda República, el 16 de abril de 1931.
Por tanto, con tan solo 9 años, Cipriano respiró los humos de las minas puertollanenses y aspiró las ideas que impregnaron su vida. Constituye así un claro ejemplo de esa fusión entre los llegados de fuera y los de dentro que tanto han enriquecido a este pueblo a base de tesón, de esfuerzo y de luchar por él.
No es raro que cuando llegó la Revolución de octubre de 1934, a punto de cumplir los 18 años, Cipriano apareciera dando muestras de sus credenciales socialistas, lo que le llevó a la cárcel junto a otros compañeros tan representativos en la historia de esta Agrupación como José Piedrabuena, Pedro Fernández, Antonio Rivilla, Heliodoro Meneses o Antonio Cañizares, aunque, finalmente, Morales acabó librándose de los tres meses y once días de prisión que le pidieron por sedición.
Naturalmente, eso le granjeó un gran ascendiente entre sus compañeros, lo que le llevó a ocupar puestos de responsabilidad en las Juventudes Socialistas locales hasta ser elegido Secretario dentro de la Federación Provincial en vísperas de la guerra. Precisamente él, y José Piedrabuena como presidente, fueron los convocantes del Congreso de Unificación que creó las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) a nivel provincial, celebrado en Ciudad Real a mediados de junio de 1936.
Con ese bagaje previo, Cipriano no podía pasar desapercibido en la contienda que ensangrentó España tras la sublevación de los rebeldes. Así, fue sargento de la Brigada Motorizada, con destino en Pozoblanco (Córdoba), y luego ingresó como alumno en la Escuela Popular de Guerra (EPG) de Paterna (Valencia), avalado por la JSU, y alcanzó el grado de Teniente de Infantería el 22 de agosto de 1937. De forma que, cuando llegó el final, estaba clarísimo que no se libraría de dar con sus huesos en la cárcel, y fue recluido ocho años en el penal de El Dueso, al lado de Santoña (Santander), tras ser acusado, como tantos otros, del asalto a la casa de los Cabañero, sin que se pudiera probar nada. En su caso, por lo menos, pudo evitar la pena capital a la que fueron condenados tantos republicanos, salvándose junto a otros pocos como José Piedrabuena, Visitación Fernández o Miguel López Mora. Él mismo narró su experiencia carcelaria en 1982:
“[En la cárcel] las relaciones sociales son más humanas, más difíciles, libres del egoísmo y la envidia, exentas de tantas y tantas aberraciones que la sociedad produce, que no repara en medios injustos para humillar a los semejantes, adquiriendo privilegios que les permiten establecer las diferencias sociales existentes. Allí nuestra convivencia estaba basada en el espíritu de solidaridad, que tanto se echa de menos en la sociedad presente. Mis ideales, por supuesto socialistas sin más, están basados en los principios contemplados en el documento que Pablo Iglesias, fundador del PSOE suscribió, aseverando que esta sociedad es injusta por la mala distribución que de la riqueza hace”.
No sería hasta los años 70 cuando los socialistas empezaron a levantar cabeza. En los primeros escarceos, el propio Cipriano Morales intensificó contactos con Manuel Marín y Joaquín Almunia, mientras otro histórico, Antonio Mansilla, mantenía comunicación con Carmen García Bloise. Luego, hacia 1973 o 1974, Javier Paulino, desde el Partido Socialista del Interior, encomendó a Casimiro Sánchez Calderón una entrevista con Cipriano para activar la oposición socialista, comunicándole Cipriano a este último que estaba dispuesto a refundar el PSOE en Puertollano.
Así llegó el célebre jueves 20 de noviembre de 1975, en el que Puertollano, como el resto de España, comenzó a cambiar. José Piedrabuena acababa de estrenar su jubilación anticipada por la silicosis; Cipriano Morales, hacía poco tiempo que había dejado la fábrica de mosaicos que heredó de su abuelo; Eduardo de la Orden estaba de concejal en el ayuntamiento pero no dejaba su micrófono ni la aparatosa grabadora que lo caracterizaba en su labor como cronista deportivo; Mario Mansilla cumplía la mili; Jovita Juárez –en Valencia– apuraba sus últimos años laborales con la mente puesta en el retorno a Puertollano; Pepe Andrés estaba todavía instalándose en Puertollano donde acaba de llegar… Ramón Fernández Espinosa, desde la HOAC, había pasado a abrir algún canal de reivindicación del Magisterio; Casimiro Sánchez dirigía el casi nuevo colegio “Severo Ochoa”; Santiago Moreno hacía poco que había obtenido su primer destino definitivo en el Puerto de Santa María, Herminia Vicente cursaba COU…
Seguramente aquel día imaginaron que comenzaba el cambio en España y en Puertollano, pero no podían imaginar que los siguientes años ellos iban a ser protagonistas de ese cambio que lideraría el PSOE.
En cuanto a Cipriano, acudió en Madrid a citas clandestinas que se celebraban en el pub Séneca de la calle del Príncipe, a las que llevaba el diario Lanza para ser reconocido, y allí se fue consolidando la relación con la organización nacional y asumió la iniciativa en la refundación del PSOE en Puertollano y en buena medida también el provincial.
El germen inicial no partió de ahí sino de algunos vínculos que Cipriano Morales establecerá en la Asociación Cultural con algunas personas que trabajaban en el Complejo y que tenían inquietudes culturales y sociales. Esa era la palabra que se usaba “tener inquietud”, como actitud vital contraria a la quietud e inmovilismo del régimen.
En Puertollano, los focos de inspiración serían la citada Asociación Cultural y ENPETROL, donde Cipriano Morales encontró el núcleo que habría de ser la base constitutiva del nuevo PSOE. Personas determinantes en la refundación del partido fueron, entre otros, Conrado Luna (que dirigía el Cineclub), Gabriel Caffarena, Carlos García Fandiño (“En aquellos años habíamos llegado a ENPETROL unos veinte o veintitantos jóvenes técnicos, con ideas e inquietudes diferentes. Conrado nos incitó a meternos en el Partido (…), nos convenció a Prieto Grandal y a mí mismo”).
Poco después, también entrarían Pepe Andrés, Jesús Talavera y otros como Vicente Cachero (“Conrado Luna me marcó”), Santos Gallardo, María Luisa de la Torre, Muñoz Tena, Ubaldo Carrasco, y no olvidemos a Fidel Bonales Fau, Emiliano Prieto Fernández, Julián Dotor, los ya citados Antonio Mansilla y Eduardo de la Orden, además de Sebastián Mohedano, Antonio Mora Trapero, etc., entre los que fueron conformando el Partido.
La constitución de la primera Comisión Ejecutiva Local, presidida por Cipriano Morales, se envió a Felipe González y el 18 de marzo de 1976, en el domicilio particular de él mismo, se recibió la aceptación por parte de la Comisión Ejecutiva Nacional, indicando que “sólo vuestra Agrupación está integrada en el PSOE en esta provincia”.
Luego vinieron los mítines, la lucha denodada por convencer a los electores, la llegada de Cipriano Morales al Senado en 1977 avalado por 13.907 votos… y Puertollano convertido otra vez en la ciudad con más votos socialistas.
Ahí queda su obra para los restos (incluso fue elegido primer presidente de la Comisión Ejecutiva Regional en 1982); para no olvidar que esta Agrupación no es sino lo que los que nos precedieron forjaron con el objetivo de luchar por Puertollano y por las libertades.