24 de junio de 2019 | Infoguadiato
La fiesta del Corpus en Belmez, incluida en el atlas del patrimonio inmaterial de Andalucía
El atlas del patrimonio inmaterial de Andalucía recoge las fiestas del Corpus en Belmez

El atlas señala que el Corpus Christi es una manifestación festivo-ceremonial con gran arraigo en Andalucía. Si bien se trata de un acto cargado de una marcada significación espiritual y doctrinal, en cuanto que mediante el ritual se promueve la transmisión de los principales valores eclesiásticos, la fecha de la celebración del Corpus coincide también con el final de la primavera y el comienzo del verano, por lo que, junto a la procesión de la custodia, se fue añadiendo la realización de autos sacramentales de carácter más popular y callejero, donde destaca la presencia de elementos decorativos relacionados con el culto de la naturaleza, muy parecidos a los que encontramos en las fiestas del ciclo de mayo.
Su origen se remonta a la Edad Media, periodo en el que aparecen los movimientos “heréticos” en Europa que van a cuestionar la sagrada forma, siendo instituida mediante bula, por el Papa Urbano IV en 1264 en toda la Iglesia y difundida en el siglo XIV a todo el mundo católico como festejo procesional. En el Concilio de Trento, ya en el sigloXVI, se impone un día concreto al año como festivo para conmemorar esta celebración: 60 día después del Domingo de Resurrección, coincidiendo siempre en jueves. En Andalucía parece ser que se conoce desde fines del siglo XIV o principios del XV.
En Belmez, se celebra el domingo siguiente al Jueves de Corpus. Los preparativos tienen lugar la tarde antes al domingo o la misma mañana en donde los vecinos van al campo a recoger juncias con las que realizaran una alfombra que adornará las calles por las que pasará la procesión. Las puertas de las casas se adornan con macetas y las ventanas y balcones con hojas de parra, olivo o telas nobles, con lo que la fisonomía de las calle experimentan un cambio profundo llenas de colorido y verdor.
En algunos rincones se colocan pequeños altares con la imagen de los sacramentos. Junto a los actos religiosos de la misa y la procesión, el adorno vegetal que cubre las calles y acerados constituye el hecho que puede dar una mayor singularidad a esta celebración, transformando el pueblo en un escenario totalmente distinto, en
donde el campo entra en el casco urbano con el verdor y los aromas que emanan las juncias y macetas.