4 de marzo de 2017 | Daniel Solano Sújar
Aquellas casas nuevas

A lo largo de la vida las situaciones familiares van cambiando y en nuestro recuerdo siempre estará, aquellos años donde ese lugar donde nos trasladamos a vivir, muchas familias belmezanas, fue un sitio que se quedó grabado en el corazón de todos los que fuimos creciendo en ese entorno familiar.
En nuestro pueblo, cualquier calle, o zona, guarda ese singular aprecio a las vivencias y a los amigos que fueron parte muy importante del desarrollo de nuestras vidas, en mi caso, diré que fui inmensamente feliz, en esa calle de ese grupo de viviendas, llamado nuestra señora de la Mercedes, conocidas como las casa nuevas del parque, esas casas se terminaron el año 1956, se hicieron a través de la obra sindical, ubicada en el terreno de la S.M.M.P., en esos antiguos huertos de los empleados de la sociedad minera.
Me acuerdo que la entrada era de 5.000 pesetas y las tasas mensuales de renta y venta, mi Padre, consiguió una de ellas, gracias a la ayuda de mi abuelo Daniel, y bueno ahí nos criamos todos mis hermanos junto a mis padres. Es verdad que en todas las viviendas, treinta y dos, se forjaron grandes amistades y que gracias a Dios, hoy siguen vivas e intactas, muchos de nuestros progenitores ya nos dejaron, pero siempre están y estarán en nuestros recuerdos de por vida.
Fui, como he dicho muy feliz en esos años de vivencias con todos los componentes de esas tres calles, que cubrían todo el perímetro del entorno, la calle de José Antonio primo de Rivera, José Solís y calle Parque, para nosotros la calle de arriba, la del medio y la calle de abajo, ellas junto con nuestro pilón y grifo municipal y el monolito donde decía el motivo de la inauguración de las viviendas, que lo utilizaba Luisa la Churrera, que nos hacía unos churros buenísimos era parte de nuestras vidas.
Esas calle guardan en su interior mucha vida, cuantos chavales correteábamos por ellas continuamente, algunas veces molestando en las siestas, pero la unidad de ese grupo siempre fue sensacional y eso hizo que hoy en día sigamos unidos a pesar de las muchas emigraciones que tuvimos que aceptar, pero la simiente de esos años están en nuestro corazón, unas viviendas sociales con muchas limitaciones en cuanto a superficie, pero eso se quedaba atrás cuando algún vecino necesitaba algo. Esa familiaridad era patente entre todos los del lugar, y eso es muy importante para el desarrollo y formación de todos y como no podía ser de otra forma, siempre admirare esas casas como algo muy mío, ya que en ellas tuve la gran oportunidad de conocer y querer a tantos amigos.
Esas familias, Castillejo, Gahete, Herrera, García, González Colmenero, Narváez, Torrecnita, Gallardo Lucena, Díaz Jurado, López Medina, Solano Sujar, Ruiz Mohedano, y Ruiz Mohedano, Morales Sújar, López Sújar, Rivera, Rodríguez, Santofimia, Rodríguez, Berta, Gallardo Cortés, Rivera Prieto, Díaz Lunar, Pedrosa Muñoz, Prieto Jiménez, Portillo, Cámara Riballo, Romero Camacho, Robledo, Triviño, Jiménez, Socorro, Delfi, Virtudes, Esteban, Muñoz Crespo, Manolo, Zoilo ,la suegra de Diego Jódar, Ángel Pozo y Buen Suceso, Carrillo y también el tío Pepe, aparte de otras personas que vivieron muchos años y siguen viviendo, como Pilar y Manolo Soriano, Rafa Triviño, Manolo Rodríguez suegro de Igue, Palin hijo de Ángel Pozo…y bueno muchas personas a las que recordamos con todo el cariño del mundo, y que siguen siendo parte importante en la vida social de ese bello lugar.
Esas casas nuevas son para todos los que hemos vivido ahí, un lugar que se quedó para siempre con nosotros, y que sirvió para unirnos más en esas amistades que aún siguen vivas entre todos.
Son referentes importantes estos núcleos de vida que aportan esos lazos de unión, y que hoy gracias a Dios, siguen muy vivos, termino para agradecer a todos mis vecinos de ese hermoso lugar ubicado en ese pueblo que tanto todos queremos, y perdón por si alguien se quedó sin nombrar, ellos como los demás son parte muy importante en la vida cotidiana de este entorno, esas casas nuevas que tanto queremos.