A por el cambio
La realidad es que no arreglamos las cosas hasta que dejan de funcionar y a estas alturas estamos más proclives a no arreglar, si no sustituir las cosas por otras nuevas cuando dejan de cumplir su objetivo.
Lo mismo pasa con la izquierda y la derecha en este país en el que nos encontramos con tres derechas y una izquierda y media; no pienso que la mayoría de la gente crea que la izquierda ya no funciona, es que somos de adquirir cosas nuevas aunque no las entendamos.
Realmente la filosofía no está exenta de pecado pero si es de tirar la primera piedra. Desde los sabios griegos a los místicos pasando por los teóricos del socialismo, los filósofos han lanzado sus tesis como manifiestos ejemplarizantes o cuanto menos como modelos de nuevos órdenes.
Para mí, salvando las distancias, tenemos el caso patrio de un filósofo ejemplarizante, Ortega y Gasset, que colocado en su tiempo y su espacio me hace ver, después de releerlo, muchas cosas que siguen vigentes en la actualidad.
En realidad, en su España invertebrada había dos tesis: una referente al origen y formación de la nación española y otra que constituía un diagnóstico de la situación social de nuestro país. Sobre la primera, los historiadores han sido poco favorables a los juicios orteguianos. En cambio queda en pie la segunda cuestión y su posible vigencia en la España de hoy; es decir, si España permanece todavía socialmente invertebrada o ha superado ya los males que llevaron al país a la invertebración.
Para su discípulo sobresaliente Julián Marías, ya vamos bien según glosa en su “España inteligible” que en mi opinión es un alegato más de ilusión que de realidad.
Pero había que dar la réplica al maestro Ortega, la España invertebrada, ya no sirve, había que sustituirla porque es irreparable.
Todo pecado tiene su penitencia menos el original con el que venimos todos –incluidos los filósofos- cuya redención es el bautismo que sin entrar en términos religiosos no deja de ser símbolo de purificación, de nacimiento a una nueva vida.
A todo llamamos, cambio… La España del cambio…
Aunque ahora otros lo enarbolen, siempre reconoceré el españolismo de Ortega –léase su ópera prima: “Las meditaciones del Quijote”- . Y es que me sumo a la teoría de José Luís González Quirós – que fue cofundador de Vox en 2014 y en 2015 abandonó el partido-: “En España admiramos a Don Quijote pero nos comportamos como Sancho Panza”.