14 de noviembre de 2015 | Alfonso García-Donas Sepúlveda – Psicólogo
La Psique Abierta
¡NO VOY A SENTIRME MAL!
(Autoestima en niños/as)
1ª Parte
Hablemos de autoestima, concretamente de la autoestima de los/as niños/as. Lo primero: ¿Qué es la autoestima? Es la evaluación que hacemos de nosotros/as mismos/as. Así de sencillo.
De esta manera, para poseer un buen nivel de autoestima es necesario tener la sensación de que hacemos lo que queremos hacer y lo hacemos bien, sin reprimendas constantes por no hacer otras cosas o no hacerlas como se supone que debemos hacerlas y, muy importante, sentir que las personas que nos rodean son capaces de ver nuestros logros, sobre todo si eres un/a niño/a.
Siendo así, ¿crecen los/as niños/as con una autoestima adecuada? ¿Cómo podemos cuidar esa faceta en la infancia?
Veamos, pues, LO QUE NUNCA HAY QUE HACER:
No escuchar
A veces es difícil escuchar a un/a niño/a porque tienden a la verborrea, la exageración, la invención y a la incoherencia en sus discursos, pero eso no es motivo suficiente como para dejar de escucharles.
Es muy recomendable que el/la chico/a sienta que su “importantísimo mundo interno” está siendo tenido en cuenta. Por lo tanto, practica la ESCUCHA ACTIVA y haz que se sientan parte de la familia.
Despreciar
A veces es difícil mantener la calma, pero incluso en los “peores” momentos, es importante no despreciar el punto de vista que nos está mostrando el/la niño/a, aunque no lo esté haciendo de la mejor manera.
Por lo tanto, evita en la medida de lo posible los mensajes de “TÚ ERES”, cambiándolos por los de “TÚ TE ESTÁS COMPORTANDO”. Téngase en cuenta que el mensaje que transmitimos cuando decimos “Tú eres…” es: “Tienes un carácter que no se puede cambiar, siempre eres así y siempre lo serás”. Así, no damos opción al cambio.
Por lo tanto, debemos usar mensajes del tipo: “TÚ ESTÁS…”. Con este formato dejamos implícito otro tipo de mensaje: “Oye, ahora mismo estás comportándote de forma inadecuada, pero eso puede cambiar, reflexiona y piensa bien lo que haces, porque tú no eres así siempre”. De esta manera, ofrecemos oportunidad de cambio.
Sobreproteger. Falta de confianza
Sobreproteger a alguien implica una falta de confianza hacia esa persona. Lo entiendo, a veces los/as niños/as cometen errores de cálculo: La acera se acaba antes de lo esperado, resulta que estaba en rojo y no en verde, en el tobogán aún había un niño abajo cuando tu hijo/a se ha tirado…, y este tipo de cosas.
Pero igual de cierto es que todas las personas aprendemos bajo una ley universal: ENSAYO-ERROR. ¿Mi consejo? Déjales que se equivoquen, si no sufren las consecuencias de sus actos nunca entenderán que hay que buscar maneras alternativas de hacer ciertas cosas.
Por otro lado, los/as niños/as deben desarrollar seguridad en sí mismos/as para poder ser personas adultas coherentes y felices. Por lo tanto, aunque te cueste, ten una supervisión lejana, pero deja que se caiga y se vuelva a levantar por sí mismo/a. Esto es, déjale que aprenda y, después, aprovecha la situación para enseñarle cómo hacerlo mejor la próxima vez.
Comparar
Comparar a una persona con otra es una de las mejores maneras de mermar la autoestima de alguien. Por el contrario, hazle ver a tu hijo/a qué le hace tan especial. Si no lo sabes búscalo y díselo.
Además, con las comparaciones suelen crearse expectativas desbordantes. Ante una situación así los/as niños/as tienden a escabullirse, negarse o en última instancia desafiar. En cualquier caso, pierden confianza en sí mismos/as al ver que no pueden cumplir con las expectativas de los mayores (papá, mamá, profes…).
Buscar los fallos
Ejemplos:
Hoy el niño ha fregado los platos, pero le decimos: “Te has dejado la grasa aquí. Deja, yo lo hago mejor”.
Ayer la niña se vistió sola, pero le dijimos: “Podrías haberte fijado más para no ponerte la camiseta del revés”.
Esta tarde tu hijo adolescente ha hecho los deberes sin que tú tengas que estar detrás, pero le dices irónicamente: “¡Hombre! Estás haciendo los deberes tú solo, ¿se ha caído un santo?”.
Cuando nos fijamos sólo en los fallos de una acción, no reforzamos positivamente tal acción, REDUCIENDO la probabilidad de que ésta vuelva a suceder en ocasiones futuras. Así de sencillo.
¿Mi consejo? Reforcemos positivamente no sólo lo excelente, sino lo que sencillamente está bien o medio bien o un poco bien. El objetivo no es elevar su excelencia, sino su autoestima.
Hacer comentarios hirientes
Definamos comentarios hirientes como aquellos que van a hacer daño. ¿Nuestro objetivo con ello? Desahogarnos. Si no, no diríamos cosas como: “Eres insoportable. ¿Eres capaz de hacer algo bien? Tienes el don de amargarme la vida. No puedo fiarme de que hagas algo bien”.
Entiendo que todo el mundo puede calentarse emocionalmente en un momento dado, pero en la medida de lo posible os pido que apeléis a vuestra madurez y no caigáis en las riñas de recreo, donde nos afanábamos por ver quién decía la burrada más grande.
Insisto, apelad a vuestra madurez y pensad en la mejor manera de convertir una situación conflictiva en una situación pedagógica, que no dañina.
Focalizar el fracaso
Si a una persona adulta no se le da bien leer, no lee. Si a una persona adulta no se le da bien conducir, no conduce. Si a una persona adulta no se le da bien cocinar, no cocina…
Si a un/a niño/a no se le da bien leer, debe leer cada día, delante de sus compañeros/as de clase. Si a un/a niño/a no se le da bien escribir, debe practicar día tras días para mejorar. Si a uno/a niño/a no se le dan bien las cuentas, debe hacer un cuadernillo supletorio para aprender. Y así suma y sigue.
Focalizar en el fracaso significa que a veces los mayores nos obsesionamos con enseñarle de todo a todos/as por igual, sin entender que no todos/as valen para todo. ¿Por qué no nos relajamos un poco con aquellas cosas en las que el/la niño/a muestre pocas aptitudes y potenciamos aquellas cosas en las que muestre vocación?
Mi consejo es que intentes potenciar en casa aquello para lo que tu hijo/a muestre aptitudes y actitud positivas. Por fuerza, ha de haber algo. Búscalo.
Con todo, no puedo dejar de señalar que la mejor herramienta para cuidar la autoestima de vuestro/a hijo/a, alumno/a, sobrino/a…, es el CARIÑO. No hagas nada de lo anterior si no estás seguro/a de imprimir en cada acción ese cariño tan necesario para los seres humanos en general y para los/as niños/as en particular. Lo NECESITAN tanto o más como tú necesitas sentirte querido/a por los demás.
Reflexiona sobre esto y empieza por practicar ese cariño que algunas personas podrían llamar AMOR INCONDICIONAL.
CONTINUARÁ…