11 de agosto de 2021 | Joaquín Rayego Gutiérrez
Un viaje en autobús
- "¿Qué hay más delicioso que el bello colibrí/ que se detiene un momento en una flor abierta?"
Los pequeños momentos vividos son un regalo para el espíritu; más gratos aún por su ensoñador lirismo que esas largas e interminables historias, que en ocasiones sólo sirven de meros pretextos, como justificación de una determinada conducta, para cambiar las reglas del juego, o falsear el sentido de una comunicación.
"Como el gallo de Morón", en la cruz de la impotencia se afanaba el autobús en salvar un inesperado obstáculo que impedía su recorrido triunfal por las calles del pueblo.
¡Quién dijo prisas! Allí era de ver a los vecinos quitando las señales de tráfico, que hacían las veces de guardacantones de las esquinas, convertidos de la noche a la mañana en agentes de circulación, o milimétricos censores de la regla, la escuadra, y el cartabón:
- " ¡Gira un poco más hacia la derecha! ¡Recoge el retrovisor! ¡Cuidado con la esquina, que rozas...!"
Qué hay más delicioso en los suaves atardeceres de verano que una reunión de vecinos, y qué más placentero que los vahos del café en una discusión de casino...
Allí el autobús, parte y arte de tan ruidosa reunión, piafaba como un caballo en el fragor del combate, obediente a las riendas, y a toda clase de argumentos de inservible utilidad.
Cien sargentos dando órdenes, y un solo recluta a la fuga...
El humor no tiene lógica; o tal vez sí: la de Luis Morgan, por ejemplo: un tipo imaginativo elevado a la tribuna de oradores por mor de su simpatía que, junto al asiento del conductor, ilustraba a los viajeros sobre una panorámica de Madrid, adaptada en imágenes al recorrido del autobús de Peñarroya a Pueblonuevo.
Fue aquélla una mañana radiante, como la cal; una excursión de amigos; una fiesta de los sentidos con visita a la ciudad; a la Iglesia catedral; a los hornos de cal; al Ayuntamiento...
Las palabras de recibimiento del Sr. Alcalde, la botellita de aceite de regalo, y la entrañable comida que regó el vino de la amistad, fueron hermosos momentos vividos, junto a la inolvidable anécdota de marras, que felizmente concluyó cuando el autobús, en obligado giro de tuerca, desanduvo el camino marcha atrás escoltado por una pareja de policías, que con su presencia honraba a un distinguido pasajero que, durante años, había ejercido como médico en la ciudad.
Y para que nada faltase, a los postres, los desenfadados comentarios y anécdotas, aplicados a animar el camino de vuelta.
En otro tiempo, y gracias a escritores de la talla del francés Pierre Loti, el más humilde de los mortales podía conocer mundo sin moverse de su asiento, y sin otro medio de locomoción que una diligencia, o un burro.
Hoy en día los documentales de televisión muestran a la audiencia, en directo, el más pequeño detalle de las piedras de una catedral, o los cantos rodados de los caminos que llevan a Roma.
Pero el viaje es algo más que eso; el viaje es aventura, ocio, peregrinación, comunicación en libertad, conocimiento, y muchas cosas más: el viaje es encuentro con otras sociedades y otras culturas, pero, sobre todo, es un eficaz instrumento de reunión y socialización, como en su momento lo fueron los salones de baile, el club, el casino, las tertulias de los bares, la feria, el paseo, o las reuniones de bañistas alrededor de una sombrilla.
Hay días acartonados y tristes como la mudada piel de un reptil; y días de cal, y de sal que conservan la magia de una llamativa paleta de colores...
No hay que tener demasiada experiencia para saber que, según giren las manecillas del reloj, la Fortuna se inclina hacia un casillero, o hacía otro. Y lo importante que es saber vivir.
En la actualidad todo el mundo dispone de buenos coches, o se las ingenia para viajar en BlaBlaCar; pero para quienes, por muy diversas razones, no tuvieron la oportunidad de salir de su entorno, y para quienes están más necesitados del estímulo de la sociedad, proyectos como los viajes de la tercera edad constituyen todo un logro que no debiera perderse, más allá incluso de los beneficios económicos que reporte.
Que no todo ha de ser la renovación de Messi, la corrupción institucional, la desmemoria histórica de los políticos, el chanchullo de los bancos y las eléctricas, o las medallas obtenidas por nuestro deporte olímpico.