3 de febrero de 2021 | Manuel Villegas Ruiz
En verdad, incomprensible
Ciertamente mi mente no era capaz de asimilar lo que entraba por mis oídos, tuve que pellizcarme más de una vez para darme cuenta de que estaba despierto y lo que oía no era una alucinación, ni un despropósito mental.
La noticia que daba la radio que escuchaba era que Vox acababa de hacerle a Pedro Sánchez, posiblemente uno de los mayores favores que haya recibido en su vida, le había proporcionado una victoria que ni él mismo se podía creer.
El decreto ley sobre la administración de los fondos europeos para luchar contra la crisis económica fue convalidado gracias a la abstención de los 52 diputados de Vox.
Mi padre, desde que era yo pequeño, me enseñó que, cuando la gente no tenía razón, daba razones. También decía que eran las razones de la sinrazón.
Eso es lo que hizo Santiago Abascal, cuando quiso justificar su inadmisible determinación, apelando al principio de responsabilidad por la necesidad que tenía España de recibir, cuanto antes, el dinero habilitado por Bruselas. Dio las razones de la sinrazón.
Con sensibilidad patriótica, y haciendo de tripas corazón, la podemos admitir, del mismo modo que aceptamos “pulpo como animal de compañía”. Pero fueron los mismos dirigentes de ese partido quienes diagnosticaron sobre ese decreto aprobado, “como la mayor red clientelar de la historia”.
Que no, que no se entiende. Manifiestan que esta llegada de dinero va a ser una gran fuente de corrupción, y sin embargo la admiten.
Lo correcto, dados los principios, de este partido, es que hubiesen votado en contra de su aprobación y, de esta manera, haber obligado al Gobierno a haber pactado y habilitado mecanismos de total transparencia y rigor para que fuesen administradas con absoluta claridad y sin “zonas oscuras” la administración del dinero que ha de llegar de Bruselas.
Ciertamente no se puede entender la contradicción en la que ha incurrido Vox. Es incomprensible para los demás ciudadanos, ¿cómo podrán explicársela a sus más de cuatro millones de votantes. ¿Le votarán muchos después de esta traición?
Enarbolan la bandera de la preocupación por España. Con esta decisión han dado muestra de lo que es España, a ellos se les da un ardite, pues esta abstención no responde a lo que preconizan.
Con la aprobación de este decreto se favorece la opacidad, la lobreguez y la falta de transparencia, contrarias a los ideales de los que blasonan enarbolándolos como sus propios estandartes.
Con esta abstención ponen en manos del Gobierno Social-comunista el qué, el cuánto y el cómo, este recibirá el dinero y lo distribuirá. ¿Acaso con su apoyo se ha deshecho “la mayor red clientelar de la historia?
Esta determinación solo hace ensoberbecer al ególatra Sánchez, que ni él mismo podría soñar jamás con un aliado tan contrario a su Gobierno, y le favorece su método de chalaneo y engatusamiento con los que nos administra este fatuo.
No somos capaces de comprender, no nos entra en la cabeza, como Vox, con su ayuda, ha dado patente de legalidad a todos los embustes, mentiras y trapacerías de este infausto Presidente.
Seguir comentando el balón de oxígeno que le ha proporcionado a Pedro Sánchez, podría hacer este escrito casi interminable, pero lo que no acabamos de comprender es por qué ha cometido tal felonía ayudando a Pedro Sánchez que, cuando se refiere a ese partido, lo denomina con total desprecio y lo ningunea, llamándolo la ULTRADERECHA.
Hay un dicho latino que reza quid pro quo, es decir ¿qué te doy para que me des?
También podría darse el caso de que no haya recibido nada a cambio, y entonces tendríamos que considerar esa concesión como un caso de rastrerismo sin esperar nada por su inapreciable apoyo.