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27 de mayo de 2017 | Joaquín Rayego Gutiérrez

... Que nos vamos p´al Rocío

“Vete poniendo el vestío/ y el pañolón de lunares/ (…) que nos vamos p´al Rocío.”

... Que nos vamos p´al Rocío
Cada año, al llegar Pentecostés, las Hermandades rocieras de medio mundo encaminan sus pasos hacia la aldea del Rocío:

─ Carretas, vienen carretas/ asomando el olivar
Parecen palomas blancas/ que buscan donde anidar.
¡Carretas!/ ¡Carretas, palomas blancas / pinar sombrío!
No me preguntes nada: / Voy p´al Rocío.

Según la leyenda, allá por el siglo XII un cazador de la villa de Mures ─ la actual Villamanrique─ encontró en La Rocina la imagen de “Nuestra Señora de los Remedios”, alojada en el hueco de un reseco acebuche:

─ Rompió el silencio de siglos/ un ladrido en la Rocina;
Junto a un reseco acebuche /los perros se arremolinan;
Por el viejo tronco asoma/ una cara tan divina
Que el “cazadó”, “emocionao”,/ cayó al suelo de rodillas.
¡Quién hubiera sido tú/ cazador de la marisma/ para quedar sorprendío
Y ser el primero en ver/ a la Virgen del Rocío.

Como el cazador de la copla era natural de Villamanrique, y como el acebuche se ubicaba en el término de Almonte, el pleito sobre la propiedad de la imagen se resolvería en una competición en la que dos juntas de bueyes habrían de tirar en direcciones opuestas, hacia sus pueblos respectivos.
Y como el resultado indicase una situación de igualdad, ambas poblaciones se concertaron para establecer en tan mágico lugar una ermita, con el fin de acoger en ella a la “Reina de las Marismas”.
Los primeros en adelantar su advocación a la Virgen, y de asociarse en una hermandad, fueron los monteros de Mures.
A partir de ese momento ambas localidades extenderían su devoción por los pueblos limítrofes: y allí el industrioso pueblo de Pilas, y allí el marinero barrio de Triana, en los primeros años del s. XVII.
Y así, para la posteridad, desde el miércoles anterior al día de Pentecostés la Iglesia de Villamanrique se habría de convertir en el centro de acogida de todas las Hermandades rocieras.
Y hasta sus puertas mismas habrían de llegar los Simpecados de manos de un carretero, y a lomos de recios bueyes, como la más fiel representación de un amor desinteresado, y constante, que consagraría a los pueblos, y a sus gentes, al amor a la Madre Tierra.
Se ignora, eso sí, si la antigua imagen de la Virgen seguiría siendo la misma, o si diferiría de la actual, por algún desgraciado accidente…
Los viejos habitantes de Villamanrique sostienen que, en lugar del Simpecado, su Hermandad solía llevar al Rocío una imagen de la Virgen distinta de la actual.
Y que a la salida del pueblo, en un lugar conocido como “Corona de la Virgen”, prescindían de la corona, para preservarla del polvo:

─ El Niño de la Virgen/ tiene churretes
Del polvo del camino/ y de los cohetes.
¡Ay, cohetero!/ no tires más cohetes/ que le dan miedo.

Lo realmente cierto es que, durante varios días, Villamanrique se había de convertir en un auténtico hervidero de caballistas y romeros que, al anochecer, harían un alto en su jornada, para hacer noche en “La Dehesa”.
Y que el jueves, día de la Ascensión se había de escuchar por sus calles la alegre jaculatoria de la flauta y del tamboril, a ritmo de sevillanas y del fandango de Huelva:

─ Qué bonito el Rocío / por la mañana
Cuando los tamboriles/ tocan diana.
Y por la tarde/ cuando los tamboriles/ tocan al baile.

Tal vez oraciones marianas ─ “La Virgen del Rocío, rociadora. Rocíame este alma, que es pecadora”─, o acaso el rito ancestral con el que el pueblo honra a la Madre Naturaleza:

─ ¡Cántame, / me dijiste “cántame”, / cántame por el camino!
Y agarrao a tu cintura te canté, / a la sombra de los pinos…

El espíritu nómada del hombre del Sur, o la expresión simbólica de sus más profundas vivencias.
O un poco de todo, tal vez, como apunta el poeta, ensayista, y profesor universitario D. Manuel Mantero:

─ Yo veo en la Virgen del Rocío no sólo a María reunida con los apóstoles cuando las lenguas de fuego de Pentecostés, sino a la Mujer vestida de sol de que habla el Apocalipsis. Lo que intuí más tarde es que su misma figura triangular se relaciona con el sol, ya que el triángulo, como la pirámide es símbolo del sol.
(…) El rocío, para los alquimistas, equivalía al Maná bíblico (la Cábala lo ha glosado), al león verde, al semen de los cielos fecundando la tierra, a la resurrección espiritual que fusiona lo masculino y lo femenino. Para los alquimistas, el mercurio sutilísimo que se logra por destilación del otro mercurio ─ el externo─, recibe el nombre de rocío de mayo. ¡De mayo, mes preferente de la procesión del Rocío!

***

En “Rocío para una Reina difunta”, artículo publicado en “ABC” de Sevilla, con fecha de 15 de diciembre de 2014, dice D. Antonio Burgos:

─ A Fabiola difunta no le cantó la Salve Rociera la Hermandad de Bruselas, (…) se la cantó el Coro Rociero de Vilvoorde, que es un pueblo de allí de Bélgica, pero que pertenece en realidad a la provincia de Córdoba e incluso creo yo que es una aldea de Peñarroya-Pueblonuevo, tierra de mi suegra Ignacita, por lo que sé tantísimo de Vilvoorde.

Al reconocido periodista sevillano, miembro de aquella promoción de “narrandaluces”, le unen lazos afectivos con mi pueblo, lo que le lleva a opinar con bastante desparpajo:

─ Peñarroya-Pueblonuevo es lo menos rociero que se despacha. Le pregunto a mi cuñado Daniel (…) si en Pueblonuevo había mucha afición al Rocío y a sus cantes y me dice que en absoluto. Que las que gustaban eran las estudiantinas y las rondallas.

Incluso se plantea una pregunta, a la que el periodista apunta la posible explicación:

─ ¿Cómo es que entonces, en la emigración, la gente de Pueblonuevo funda un coro rociero, y en Vilvoorde, con lo lejos que está Vilvoorde de Almonte? Lo explico por la consagración del Rocío como seña de identidad no sólo de Andalucía, sino de España. En esta España cuyo himno nacional no tiene letra, los emigrantes, cuando quieren afirmarse en su Patria, no tienen más remedio que cantar la Salve Rociera. Como se la cantaron a Fabiola a modo de Marcha Real Española. Lo hicieron los rocieros sin Rocío de Vilvoorde, que les encantaban a Fabiola, que iba a muchas Misas del Gallo que organizaban.

Dejando a un lado el extraordinario prestigio de los modos y de las modas en esta aldea global en que vivimos, y el extraordinario poder de convocatoria que tiene el Espíritu Santo, que toda materia “confunde” con el poder de su fuego, lo que está por acreditar documentalmente es si Peñarroya─ Pueblonuevo estuvo tan desarraigada de la religiosidad rociera, y del cante por sevillanas como D. Antonio Burgos dice.
En lo tocante a mi pobre memoria, lo que sí creo recordar es que en el tiempo del que hablamos más de una joven peñarriblense lucía su traje de gitana en los bailes del Casino, o en la feria.
Que, por entonces, en “la ciudad de la gracia” sólo se oía cantar sevillanas a los Hermanos Reyes,… y pare usted de contar.
Que el verdadero “boom” de las sevillanas vendría mucho después, con los “Romeros de la Puebla”, “Los de la Trocha”, “Chiquetete”, y la famosa “minifalda” de Manolo Escobar.
Que, como servidor pudo comprobar, por un premio de baile que me concedieron, en muchos pueblos sevillanos los hombres no sabían bailar.
Y que, en última instancia, el que en un determinado lugar no hubiera una plaza de toros, no significaba que no la hubiese tenido en otros tiempos, o que en un determinado momento no existiese esa afición.
Eso último es lo que le convendría demostrar al Sr. Burgos; y eso mismo es lo que hace el estudioso local D. Manuel Montes Mira, tirando de bibliografía, y de datos de hemeroteca:

─ La foto oficial de la Coronación de la Virgen del Rocío, el 8 de Junio de 1919, salió de Pueblonuevo del Terrible, hoy Peñarroya Pueblonuevo (Córdoba), en palabras de D. Francisco de la Corte Jiménez (Corresponsal en Pueblonuevo del Terrible, presidente de la Sociedad Álvarez Quintero y representante de la Sociedad de Autores Españoles), y según consta en la publicación madrileña “El Fígaro”, con fecha de 31 de Mayo de 1919:

“Valiosos REGALOS PARA LA HERMANDAD DEL ROCIO.

PUEBLONUEVO DEL TERRIBLE, 30 – D. Basilio Alcañiz, acreditado fotógrafo de esta, ha tenido la atención de enviarme una tarjeta, en la que anticipaba si deseaba ver, antes de enviarla a Sevilla, las ampliaciones hechas por dicho señor a la Virgen del Rocío como regalo y tributo con motivo de su coronación. He estado en su hermosa galería fotográfica, y realmente es una obra las dos ampliaciones de la Virgen que regala el Sr. Alcañiz, pues la limpieza y expresión de cara de la fotografía no se puede pedir más. También regala a la Hermandad el Sr. Alcañiz, dos valiosas alhajas para la Virgen. A estas demostraciones de fe, reciba mi sincera enhorabuena el Sr. Alcañiz.”

Y matiza el Sr. Montes, en sendas anotaciones:

─ Basilio Alcañiz Frías, fotógrafo, tenía su residencia en Pueblonuevo del Terrible, calle Veraguas nº 27 (actual Miguel Vigara), según consta en el libro “La historia de la fotografía en España, desde sus orígenes hasta 1900”, del estadounidense Lee Fontanella.

─ Aunque la fotografía a la que se refiere la noticia no fuera la arriba presentada, que es tenida por la oficial de la Coronación, y dado que el envío fue efectuado unos días antes del acto, se acredita que ésta también salió de Pueblonuevo del Terrible.

─ Igualmente, pertenece al mismo autor la fotografía de la Virgen del Rocío “vestida de Pastora”, en el Centenario del Rocío Chico de 1913, y asimismo datada en Pueblonuevo del Terrible, que se muestra en el presente artículo con unas claras referencias: En el pie de la Imagen, “Alcañiz Hermanos”; en los laterales, “Propiedad Registrada”.
Obsérvese, que el Niño aun no viste el atuendo actual de “Pastorcito” para estas ocasiones.

─ La fotografía de Basilio Alcañiz , aproximadamente de 1901, sirvió de base para la sustitución de la estampa del “Simpecado Antiguo” de 1724, de la Hermandad Matriz de Almonte, y que se efectuó sobre el año 1910, sustituyendo la estampa pintada original por una Imagen bordada que tomaba como modelo la fotografía de Alcañiz.

Por último, y para corroborar la importancia de aquella celebración mariana, incluimos unas sevillanas que salieron a la luz ese mismo año, con motivo de la Coronación Canónica de la Virgen del Rocío; fueron compuestas con la ayuda del canónigo de la Catedral D. Juan Francisco Muñoz y Pabón, y cantadas por la Hermandad de Pilas:

Virgen de las Marismas/ madre y señora
De tantísimos pobres/ como te lloran
Vida y dulzura/ de todo el que te cuenta/ sus amarguras.

La ermita no es ermita/ que es un Sagrario
Donde Dios mismo ha puesto/ su relicario.
No es maravilla/ si caballos y bueyes/ se le arrodillan.

Adiós Blanca Paloma / de las Marismas
Aunque de Ti me olvide/ Tú eres la misma.
Mira qué pena/ que tenga hijos tan malos/ madre tan buena.

Pocito del Rocío/ siempre manando
Lo mismo que la Virgen/ siempre escuchando.
De noche y día/ te encuentra el que te busca/ Virgen María.

P.D: Las fotos que insertamos lucen en el domicilio madrileño de nuestro paisano Manuel Montes Mira, a quien agradecemos su generosa colaboración.
 

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