8 de febrero de 2016 | Joaquín Rayego Gutiérrez
La momia, el momio, y los cadáveres exquisitos
ESTE RECHAZO A DIFERENCIAR ENTRE LA VALÍA LITERARIA Y LAS OPINIONES POLÍTICAS O RELIGIOSAS DE UN AUTOR ES LÓGICO DESDE EL PUNTO DE VISTA ESPAÑOL
─LA AMBIVALENCIA, CREO YO, ES LA PRINCIPAL CARACTERÍSTICA DE MI NACIÓN. NO HAY EN RUSIA VERDUGO QUE NO TEMA CONVERTIRSE EN VÍCTIMA EN UN DÍA, NI HAY VÍCTIMA, POR DESGRACIADA QUE SEA SU SITUACIÓN QUE NO RECONOZCA (AUNQUE SOLO SEA EN SU FUERO INTERNO) CAPACIDAD MENTAL PARA CONVERTIRSE EN VERDUGO. (JOSEPH BRODSKY)
En defensa del cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica la concejala de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Jerez, Ana Fernández, ha tachado a José María Pemán de “fascista, asesino y misógino”; razón de más para que la efigie del escritor gaditano, y toda mención de su nombre, desaparezcan inmediatamente de las calles y plazas públicas de Jerez.
Hasta aquí nada que reprochar a la edil jerezana ─licenciada en Filología Hispánica y Ayudante de Producción del Teatro Español de Madrid─, que ya sabrá el juez lo que haga, y ya sabrá ella lo que se dice; amén de haberse limitado a usar ese tonillo déspota, tan habitual entre nosotros, como se atrevió a recordarnos el inglés John Haycraft en su “Babel in Spain”:
─ Algo que tiene que ver con los planes: si quieres manifestar tu intención de hacer algo. Tienes que elevar la voz y dar un puñetazo en la mesa, y dar a entender que la mayor parte de lo que querías hacer ya ha sido llevada a buen puerto.
Ana Fernández declara en un spot electoral que “la cultura es el anclaje que hace una sociedad crítica, una sociedad más culta, una sociedad más alegre”.
Y aquí es donde la mente le sugiere a un espíritu crítico, y casi de sopetón, la inmediata denuncia de una de aquellas medias verdades del “color del cristal con que se mira” de que hablaba Campoamor.
Porque si Ana Fernández fuese medio consecuente con la verdad de que hablaba Machado, debería añadir que otro gaditano ─ me refiero a mi admirado Rafael Alberti, cuya poesía probablemente conozca mejor que los curas que la bendicen ─ entraría a formar parte de las descalificaciones que la jerezana dedica a su paisano.
Que entre los candidatos a ser expurgados por la señora Fernández de nuestro muy brillante callejero ─ llamado a soportar, hasta la consunción, el peso de tanto traidor y facineroso como da la historia íntima de los pueblos─, me imagino que también habría de incluirse a los pelotas del Régimen, a los terroristas del GAL, y hasta al Elefante Blanco del Gran Circo Price.
Por ello recomiendo que se lea, si es que no lo hizo antes, el libro de Eugenio Granell que lleva por título “Ensayos, encuentros e invenciones”, en el que figura el capítulo “Los silencios de Alberti”, donde el genial poeta, ensayista y pintor gallego, da un serio repaso a la biografía de nuestro gaditano universal, consentidora de la alianza de Hitler y Stalin, de la brutalidad del conocido como Carnicero de Albacete, del maltrato a los niños españoles en Rusia, de la persecución de Natalisa Gorbanevskaya, y de Boris Pasternak, de la invasión de Checoslovaquia, y de los campos de exterminio de Katyn, …
Y galardonada con la Medalla al Silencio de los Corderos cuando el asesinato de su buen amigo Stepanov; o los de Andrés Nin, Trotsky, José Robles, Camilo Berneri, Mark Reim, y Kurt Landau, entre otros.
Y si no le bastara con todo un dosier testimonial, que consulte con Alfonso Ussia, o con el irlandés Ian Gibson; y que se pregunte la razón por la que el oriolano Miguel Hernández no figuraba en la lista que Alberti hizo llegar a Carlos Morla Lynch, Embajador de Chile en Madrid, y tabla de salvación de los asilados políticos, a los que no les dio tiempo a huir.
Que quizás la razón esté en las palabras del alicantino, cuando en la fiesta de la Alianza de Intelectuales Antifascistas soltó aquello de: “Aquí hay mucha puta, y mucho hijo de puta”; frase que le valió la bofetada de María Teresa León, dolida de que una conciencia insobornable llamara a las cosas por su nombre.
Y del camarada Carrillo, de la apasionada Dolores, y del chileno Neruda, para qué vamos a hablar, si “no escucho lo que dicen las lenguas de vecindonas”, ni me apetece oír los rumores propagados por los “fachas”; que, como ustedes ya saben, “la cultura es de izquierdas”, y aquí pan y después gloria.
Que Memoria Histórica no hay más que “una, grande y libre”, como en tiempos de Franco; y “bromas pesadas” muchas: están las bromas de Hacienda, las de Miliki, la de los Bancos, la del recibo de la luz, la de la Diputación, la del Ayuntamiento, la de los aficionados a manipular…
La brava edil de Jerez, y sus entusiastas seguidores, son una clara muestra de aquellas opiniones sesgadas que le costaron al inglés John Haycraft el ser declarado “persona non grata” en nuestro amado país:
─ Este rechazo a diferenciar entre la valía literaria y las opiniones políticas o religiosas de un autor es lógico desde el punto de vista español. En un país en que el Índice es la ley, lo más importante es que una persona tenga el carácter que hace falta para la expresión de ideas rectas. A menudo en las redacciones de nuestros alumnos más ortodoxos sobre escritores como Pío Baroja o incluso Juan Ramón Jiménez, hasta que ganara el Nobel, aparecían pronunciamientos como el que sigue: “No he leído nada de este autor, porque estoy en contra de sus opiniones”.
Yo en este circo de Ana Fernández lo único que pensé es que a los políticos con pretensiones les mola topar con uno de esos “cadáveres exquisitos” que están, a la manera del Tenorio, en la más pura línea de nuestro teatro clásico.
Amén de que no es nada nuevo, y que ya desde la Edad Media había tráfico de momias, pues al parecer de ellas se extraía un aceite que tenía la virtud de curar, y que servía para utilizarse como el más preciado de los aromas.
…
Desde que se enteró de que los más atildados del club se llevaban a partir un piñón con Bruno, de que iban hasta el cementerio para ver las ejecuciones, y de que se presentaban como voluntarios ante el pelotón de fusilamiento, para dar el tiro de gracia, la alcaldesa de Córdoba gusta mucho de mostrar su brillante oratoria en el “Círculo de la Amistad”, y repetir por activa y por pasiva que es “la alcaldesa de todos”, y que defiende “el diálogo”.
Otra cosa muy distinta es tener que aguantarle el rollo a Juanito “Procesiones”, o soportar la presencia de un San Rafael del siglo XIII con su espada justiciera, en el hall del Ayuntamiento.
¡Que es como ver sin recelo a un número de la Guardia Civil que no mira con buenos ojos!
Y es que no todos han de tener la misma escuela que el regidor gaditano: con sus votantes de cofrades, su padre de “cargador”, y él mismo, viendo venir los pasos desde un balcón de la Plaza de la Catedral.
─ ¡Si es que ese tío es un bohemio!
─ ¿Bohemio..? ¿Y qué es eso, pissha?
─ Pues un bohemio es un tío que se pasa el día en los bares, y que le gusta alternar con sus amigos.
─ ¡Di más bien que se junta con sus colegas para tomar unos vinitos; para discutir si quita o no quita las procesiones; y para hablar de poesía, hasta altas horas de la noche!
─ Pues eso es lo que quería decir. Que a mí me parece bien lo que cada uno haga, mientras estén con lo suyo, y mientras no me toquen mi tetrabrik.
¡Que pa´ los trescientos euros que me pagan..!