31 de enero de 2016 | Joaquín Rayego Gutiérrez
La Canción de la Escoba
─ CUNDE LA SOSPECHA DE QUE VIVIMOS EN PLENO ESTADO DE CORRUPCIÓN, COMO EN EL PASADO VIVIMOS FRECUENTEMENTE ESTADOS DE SITIO O DE EXCEPCIÓN
En el año 90, con motivo de los casos Naseiro y Juan Guerra, el periodista Manuel Vázquez Montalbán escribía el siguiente artículo ─manifiesto desde las páginas de “El País”:
─ “Cunde la sospecha de que vivimos en pleno estado de corrupción, como en el pasado vivimos frecuentemente estados de sitio o de excepción, y que ese estado de corrupción es connatural con la política democrática y con sus privilegiados intermediarios: los políticos profesionales. Ayudar a instalar la conciencia social española en la fatalidad de que la corrupción ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma, abre una caja de Pandora de la que pueden salir o fascismo o cinismo; el primero como expresión política final del apoliticismo y el segundo como estado ético colectivo que contempla la corrupción como una segunda piel de la relación política─ economía─ sociedad”.
…
Acabo de leer una noticia, referida al pueblo de Constantina, y reflejada en los principales diarios de l provincia, que resumida en pocas líneas dice así: cinco concejales socialistas, y dos del PA, presentaron una moción de censura contra Manuel Álvarez ─miembro de la formación local “Ciudadanos por Constantina”, y elegido alcalde por las urnas─ que han devuelto la alcaldía a los socialistas.
Los deméritos de Álvarez, según me fuerzo a entender leyendo entre líneas, son el haber sido alto funcionario del Estado hasta su jubilación; el de haber sacado un gran rendimiento a los recursos forestales municipales; el no permitir el chantaje de volver a contratar a determinados cargos de confianza del PSOE; el negarse a la cuestión de los “liberados”; el renunciar a las dietas, frente a la situación del gobierno anterior, en que el alcalde cobraba un sobresueldo por la Diputación, un edil como presidente de la Mancomunidad, y un tercero como capataz del PER; y, por último, contar con el apoyo moral de una edil del PA, que afirma “que se juega con Constantina como si fuera un pastel”, y que los presuntos “golpistas” han engañado a los votantes.
Por el contrario, entre los méritos de la nueva alcaldesa figura el haber sido concejal del PSOE durante ocho largos años; el conseguir el apoyo de dos trásfugas del PA; el haber “estimulado las bajas por enfermedad” de trabajadores claves en la reducida plantilla municipal; el pretender que otros arreglen en siete meses lo que otros desarreglaron durante años; el ironizar sobre los “títulos” y la formación académica del equipo derrocado; y, por último, el haber ofrecido su intermediación para “negociar” con la Diputación.
Conociendo como conozco a Antonio Serrano, miembro de la corporación saliente, llego a la conclusión de que a la gente honesta se les ponen obstáculos en el camino, para impedirles buscar soluciones a los problemas de sus vecinos; y que la Diputación es una institución innecesaria, que no en pocas ocasiones debiera estar sujeta a la obsoleta ley franquista de Vagos y Maleantes, y que sólo sirve para beneficio de aquéllos que estén en línea con el “partido” (en Andalucía los socialistas, y en Valencia el PP).
Antonio Serrano, historiador y fiel amante de su pueblo, que en tiempos figuró en las “listas negras” de los sicarios del fascista León Degré, y motivo de orgullo de una familia humilde, recibirá próximamente una denuncia, con “las acciones que correspondan por la vía penal contencioso ─administrativa y ante el Tribunal Constitucional”, por permitir que la miembro “no─ tránsfuga” del PA utilizase un minuto de su tiempo para poder explicarse.
¡Valiente necios y demagogos los que así se expresan, teniendo que poner cara de tontos cuando todos les echamos en cara el enchufismo, la corruptela, y la dilapidación de los dineros que no les pertenecen, para beneficio propio.
Me duele este país, y el legado envenenado que dejamos a nuestros hijos; y me duele en el alma la frustración de unos luchadores “silenciosos”, que nunca quisieron ver a los suyos en las condiciones en que viven.
¿Quién tuviera una buena escoba, o un balde de agua, para echar a las alcantarillas a estos corruptos, que se definen a ellos mismos con la expresión: “¡A mí no me echan de aquí ni con agua caliente!”?
Ahora que estamos en Carnaval, se hace más necesario que nunca cantar a pleno pulmón la famosa “Canción de la Escoba”, de “Los Sirex”; que otra opción sería el “Devórame otra vez”, que sería más del gusto de los parásitos de siempre.
Que parásitos eran en la Grecia antigua ─ según me comenta mi amigo Miguel ─ los funcionarios encargados de supervisar las cosechas, de la preparación del pan, y de homenajear a los dioses; convertidos poco después, y por mor de la comida (“sitos”), en gozosos invitados a las fiestas y banquetes.
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En el día de ayer Susana Díaz pidió al nuevo director de Transparencia y Protección de la Junta de Andalucía “que no le tiemble el pulso”, pues hora es ya de fortalecer la credibilidad del ciudadano en las instituciones.
En este punto diremos de los políticos lo que decía Jorge Luis Borges de los peronistas, que “no son ni buenos ni malos, son incorregibles”.
Los honrados andaluces llevan años oyendo la misma charanga, desde tiempos de aquel Juan que debió de ser un precursor del “Gran Hermano”; y lo mismo da que una promesa de 800.000 puestos de trabajo se resuelva en 800. 000 parados más, que Javier Guerrero se gaste el dinero del contribuyente en cocaína, la música siempre suena igual.
¡Qué gente tan alegre y tan festiva! ¡Y lo generosos que son con la sangre del contribuyente!
De uno de estos implicados en los ERES me acaba de llegar una foto en la que se muestra radiante, tomando unas copas de más en un bar de La Buhaira; y hasta permitiéndose comprar sendas obras de arte, para la decoración de un coqueto despachito.
¿Es que acaso los defraudadores no tienen derecho a gozar del arte y la buena mesa?
Anecdotario gracioso de estos jugadores de fortuna, declarados insolventes por obra y gracia de algún daltónico que confunde los colores y no sabe distinguir las transacciones irregulares que aquéllos realizan en dinero negro.
Y lo que me da por pensar es cómo se la habrán ingeniado como para llenar hasta los topes el tan traído y llevado fondo de reptiles; porque sabido es que Stalin contó con el favor del “Oro de Moscú”, y el General con el apoyo económico de Ignacio Coca, entre otros.
El problema de los contribuyentes es que con el luminoso reflejo de tanta transparencia se hace difícil de adivinar si los complicados negocios que nuestros políticos se traen “entre manos” son simples trucos de magia, si tiritas de pellejos de contribuyente, si una generosa aportación de sus afiliados, o si el apoyo fraternal de Hugo Chaves, que no dejará de echarnos un cable desde el otro cabo de la laguna Estigia.
¿Chi lo sa?