28 de octubre de 2015 | Joaquín Rayego Gutiérrez
Opinión al artículo “Pasodoble para Peñarroya-Pueblonuevo"
Mi enhorabuena a la Asociación Cultural "Desde la Cima", por haber dado cauce al evento; a mi paisano, Manuel Montes Mira, por su acertada gestión, por haber sido de los poquitos en apostar por ello, y por la sabiduría de haber sabido aguantar las bochornosas "salidas" y renuncios de nuestro Excmo. Ayuntamiento; al maestro Abel Moreno, por su admirable trabajo, por su generosidad, y por la pasión derrochada a todos los efectos; a las numerosas agrupaciones, que con sus distintas versiones del pasodoble han rendido un cálido homenaje al arte, y a su pueblo; y que han sabido mostrar su agradecimiento al maestro, interpretando su música.
Y al redactor de la noticia porque, con su estilo pulcro y una exposición ordenada y clara de los hechos me trajo la buena nueva de lo que allí se coció.
Poco se dice en el artículo acerca de las presentaciones; y hasta cierto punto resulta lógico, dada su extensión, y todo el material fotográfico que le acompaña.
A mi entender habría sido el momento ideal para concretar lo que simbolizaba ese pasodoble: el reconocimiento a una cultura, y el homenaje a una sociedad, y a una gente, magníficamente representada por sus jóvenes y por sus mayores.
Me encantaría haber leído que, al menos con la palabra, se brindó un merecidísimo homenaje a esas entrañables personalidades que, por méritos propios, se erigieron en un enorme referente para nuestras vidas.
Y allí D. Florencio Pintado, D. Eulogio Paz, D. Fernando Carrión, doña María Luisa Díaz- Villaseñor, y tantos otros trazos luminosos que, como el Llano, forman una parte importante de nuestra propia identidad.
De haber sido así, el estreno del pasodoble a Peñarroya- Pueblonuevo me habría resultado de un acierto total.