6 de abril de 2015 | Joaquín Rayego Gutiérrez
Llámame forastero
“COMO EL CURA NO SE META A DEFENSOR DEL PUEBLO, COMO EL CURA CHAMIZO, NO SÉ DÓNDE VA A PODER HABLAR”
Estamos en primavera y las calles y nuestra gente procuran brindarnos su mejor versión; pero no nos equivoquemos, que siempre alguna guindilla nos priva del buen sabor.
Si las guindillas fueran conscientes al menos sabrían disculparse, como hace la gente sabia y humilde, o como haría un hombre bueno.
Acabo de leer una NOTICIA en Guadiato Información en la que el redactor parece desconocer las reglas más básicas del juego. La noticia informa sobre el pregón de Semana Santa.
Lo que me llama la atención es que en mitad de la relación el referido señor no dude en dar su personalísima opinión sobre los hechos.
Echa en cara al pregonero ─ un sacerdote que daba el pregón en la Iglesia de Santa Bárbara─ que hable del aborto, del paro, de las injusticias sociales. Le pide que deje esos temas para OTROS FOROS y que se dedique a rezar...
Como el cura no se meta a Defensor del Pueblo, como el cura Chamizo, no sé dónde va a poder hablar. Y si no era eso lo que pretendía de él para qué le llaman, para qué roban su tiempo y su dinero, y para qué le refriegan por la cara la recién nacida “Ley Mordaza”.
¡Leña al mono!, ¡Que el cura nos salió rana, como el príncipe encantado de los cuentos!
A mí el cura me resulta coherente con lo que predica su credo, que no todo va a ser croar y asustar a los malos con las penas del infierno. El que está un pelín confuso y crecidito es el referido “narrador”.
El trato de nuestro plumilla me resulta despectivo y desagradable para con el pregonero: “Dedíquese usted a rezar”. Me recuerda a aquellos “gunman” de película que escupían salivazos de nicotina por el hueco de un colmillo.
He visto el paso de “Los Caballos” por la sevillana Plaza del Duque. En este mismo lugar tienen una hermosa sede los sindicalistas de CCOO, en el espacio que ocuparon en otro tiempo los sindicatos verticales; y no vi a ninguno de ellos entonando una saeta o asomados al balcón. Colgado de los herrajes lucía un enorme cartel contra el paro y la corrupción. Y a ellos que les registren…
Me parece lógica esa actitud de “pasar” de historias bíblicas, que como diría Julio Anguita, el credo de un comunista se predica con el ejemplo. Y no hay más que hablar, que está todo dicho.
El que va a la iglesia a oír a un cura bien sabe a lo que va. Espero que no pretendiera oír un concierto de gaitas y salir de allí, todo satisfecho, para lucir a sus niñas por el Llano ─ como solía hacerse en tiempos─ y vislumbrar entre los paseantes el mejor de los "partidos", que siempre fue el vencedor.
Me fastidia enormemente ese "quiero y no puedo" de la presunción; y "el novio en la boda y el niño en el bautizo" de individuos que suelen estar siempre donde el momio es tierno; porque si la gente “entera” cogiese el toro por los cuernos ni este señor estaría en esas poses, ni el político de cartón piedra ejercería de político, así sin más. Los traerían, como figurantes, en la procesión; y tremendamente aburridos, como los centuriones a Cristo.
Señor quien sea ─ que realmente desconozco si es correveidile o periodista de profesión─, dedíquese usted a hablar de la salsa rosa, de los “chismes de vecindonas”, y de si la Hermana Mayor suscitó recelos entre el público asistente. Me parece ideal para esos menesteres.
¿Qué pasa en este país donde nadie quiere perder su preciosísimo tiempo y se deja llevar por el qué dirán y por cuatro individuos "con ínfulas", sin echarle narices a “la cosa”?
Por lo menos redactar una nota de agravio, que es lo que correspondería a los valedores del pregonero, y a los organizadores del pregón.
Porque como diría Julio Anguita el país está como está porque el pueblo es como es.
El intelectual de vocación ensimismado en su blog, aislado de malas lenguas y de dimes y diretes. Y el que no es tal, asustado de que venga un quídam de fuera a robarle el protagonismo que sólo su persona merece, y que tanto se curró…
¡Qué tropa, joder, qué tropa!, que diría Romanones.
Llámame forastero, que nada me liga a ti que no sea un hermoso paisaje, la buena gente que me acogió entre sus brazos, la que me regaló un retazo de su historia y el mayor de los ejemplos, que es vivir con dignidad, y ser “en el buen sentido de la palabra bueno”, generoso y abierto al aire fresco.
Y como hay injusticias estomagantes, que resultan inconvenientes para estómagos no agradecidos, me decido a contestar al fingido periodista en los siguientes términos:
Estimado amigo,
En el colegio se enseña que la noticia es un género informativo, y el periodista no debe entrar en ningún tipo de valoración; razón por la que me extraña que pida a los demás la objetividad que usted no tiene.
Por otro parte observo que maneja poca claridad en la exposición de los datos; quizás por un fallo de comas, o porque el relato carece del “justo medio” y de una feliz conclusión; y así me quedé sin saber del pie del que usted cojea, que es tanto como decir que me dejó la impresión de que usted navega en la línea floja del “querer” y “no poder”.
Le aconsejaría que viese la película “Calvary”, para que entendiese mejor “los conflictos” que una gente cruel, cínica, y falta de toda clase de valores ─ que no sean los de la “pela” y el propio interés─ le plantea a un buen hombre; un sacerdote honrado inmolado para tapar las vergüenzas y defectos de cierta clase de sociedad.
Porque ya me dirá usted de qué tiene que hablar un cristiano en su casa. Me imagino que en la suya puede hablar de cómo confitar un rosco de pascua, sin que nadie entre hasta la cocina para rectificarle el punto de cocción.
No ejerzo como cristiano, pero no se me pasa por alto la labor de los comedores sociales, de Cáritas, de Manos Unidas, de las Hermanas de la Caridad. Voluntarios sociales, artistas de la espiritualidad ante los que todo hombre de bien ha de quitarse el sombrero.
Si tiene algo nuevo que aportar más vale que deje de arroparse en lo que “dice” que “dijeron”. Escriba usted “por derecho”, para que podamos opinar sobre su capacidad de análisis. Siempre que tenga a bien publicar lo que piensen los demás.
Por último, no refiere si le regalaron o no los “aplausos” al cura. Creo que algo merecería por su ardor guerrero, por aquello de las rimas “escritas” (… que probablemente “leyó”, que no se expresa usted bien), y de tantas cosas como dijo D. José Antonio Gallego, un segundo Castelar por lo bien que resumió la historia de la humanidad desde los primeros tiempos, que es la mía y la de usted.
Como estamos en Semana Santa, si le molesté pido perdón, que es una de las virtudes humanas que encareció tan “desafortunado” curita. PERDÓN.
P.D: Como pide el redactor “contestación” a los comentarios, y la mía ha sido vetada, me esforcé en hacérsela llegar por medio de “InfoGuadiato”, que en mi caso ha resultado ser una publicación generosa y liberal, que me abrió sus puertas a un segundo intento.
Y como lo escribí lo pienso…