28 de noviembre de 2012 | Pilar Paños
Poema contra el Maltrato
Ella escucha el sonido de la puerta
y la inunda un profundo desaliento;
no se mueve del lecho, sólo reza
y espera, resignada, su tormento.
Él entra como fiera enfurecida
y empieza su labor aterradora,
la madrugada tiembla por su vida
cuando un grito de horror rasga la aurora.
Un golpe seco, unos pasos que se alejan,
un cuerpo que en el suelo queda inerte;
luego, la voz de un niño que se queja
al verse cara a cara con la muerte.
Ella le quiere hablar, y en ese intento
se le escapan las fuerzas y la vida;
esta vez es el fin de su tormento,
son demasiado graves sus heridas.
El muchacho acaricia el rostro amado
y la besa en la frente con dulzura,
ella ve su perfil difuminado
y se ahoga de pena y amargura.
Hay un frío profundo de repente,
el niño la rodea con sus brazos,
la mujer le sonríe suavemente
y se marcha acunada en su regazo.
Fuera, el mundo tranquilo se despierta
y sigue su rutina cotidiana
sin saber que detrás de aquella puerta
otra víctima ha sido asesinada.
Pero en el Cielo hay una frase escrita
con la sangre inocente derramada
para que todo el mundo la repita:
¡Basta ya de mujeres maltratadas!.