3 de enero de 2012 | María José Robas Molero
Nacimiento de un río
Si susurrando una canción bajas del cerro,
cantando en alta voz badeas las piedras,
te detienes siseando tu balada
y, vuelves a cantar cuando te alejas.
En el vientre de la cima se gestó
el manantial viril de tu pureza;
brotando en un parto sin dolor
de las mismas entrañas de la tierra.
Todavía ha de pasar mucho tiempo
para que des con las manos que entorpezca
la melodía que desgranas, porque el destino
te reserva dolor, para que crezcas.