Después de una pausa obligada de tres años debido a la pandemia, el Centro Peñarroya de Vilvoorde ha organizado la Gran Fiesta del Rocío en honor a la Blanca Paloma, la cual ha podido contar con la asistencia de cerca de cinco mil personas provenientes de Vilvoorde y otras ciudades belgas. Según nos contaron, echaban mucho de menos este gran acontecimiento que se hizo tan popular en Bélgica durante 29 años, ya que esta ha sido la vigésima novena edición. La primera fiesta rociera tuvo lugar en el año 1991 gracias a una idea propuesta por dos jóvenes andaluces, socios del Peñarroya, llamados Enrique Grueso y Juan Carlos Carrillo. Este evento se llevó a cabo en una pequeña iglesia de un barrio muy popular en Vilvoorde llamado Uilenspiegel, y la primera celebración continuó en una pradera del lugar llamada FarWest, contando con la presencia de un par de centenares de personas, incluyendo al entonces primer ministro belga Jean Luc Dehaene.
Ahora, después de tres años de pausa, se ha vuelto a celebrar gracias al tesón y coraje de tres mujeres andaluzas, socias del Peñarroya: Ingrid García, Loly Ortiz y Nanci Espino. A pesar del cierre oficial de la entidad, ellas han seguido luchando por conseguir nuevos locales y poder continuar con la celebración de la Fiesta Rociera, la cual ha dado un gran prestigio a la ciudad de Vilvoorde durante tres décadas. También han celebrado la fiesta aniversario y el carnaval, a pesar de no tener locales, alquilando la sala de la calle Verde.
Los actos de esta vigésima novena edición del Rocío dieron comienzo con una recepción en el Ayuntamiento de Vilvoorde, donde el alcalde, el socialista Hans Bonte, y varios de sus concejales dieron la bienvenida a una delegación del Peñarroya y a cuatro representantes de la Consejería de Trabajo de la Embajada de España en Bélgica. Acto seguido, se dio inicio a los actos programados por los responsables, los cuales consistieron en una misa celebrada por dos sacerdotes belgas, que recibieron a la imagen de la Blanca Paloma. Como en anteriores ocasiones, la imagen fue expuesta ante el público que abarrotaba la Iglesia de la Inmaculada de Vilvoorde, mientras el Coro Rociero de Vilvoorde entonaba la Salve Rociera y otras canciones populares religiosas.
Después de la misa, la Blanca Paloma fue llevada en procesión por las calles de la ciudad, acompañada por varios cientos de romeros, despertando la curiosidad y simpatía del público belga, que no cesaba de aplaudir al paso de la comitiva. Una vez llegados al lugar donde se celebrarían los festejos durante toda la jornada, Nuestra Señora la Virgen del Rocío fue recibida por el grupo musical de turno con la canción "Salve Rociera", la cual, como es costumbre, emocionó a más de uno. La fiesta continuó con diversas actuaciones de grupos de flamenco y la actuación de una orquesta, mientras se disfrutaban de los productos y caldos españoles.
Para finalizar, es importante resaltar la gran labor del grupo de trabajadores y colaboradores que durante toda la jornada estuvieron trabajando tanto en las cocinas como en la barra, para que todo saliera impecable, incluyendo las instalaciones y demás.

Primera fotografía: Representación de los responsables del Peñarroya en la alcaldía de Vilvoorde. Segunda fotografía: El Coro Rociero de Vilvoorde. Tercera fotografía: La Virgen del Rocío entrando en la iglesia. Cuarta fotografía: La Blanca Paloma es recibida con la Salve Rociera en los locales donde se celebraba la fiesta rociera.