9 de febrero de 2010 | José Antonio Cañabate Monterroso
El Peñarroya sigue insistiendo pero no saca rentas de las ocasiones que se producen
PEÑARROYA-PUEBLONUEVO C.F. (2) – MIRALBAIDA C.F. (2)
El partido se plantea disputado desde un principio pero con una cierta ventaja para el Peñarroya con una mayor decisión y más facilidad en la creación de peligro en la portería contraria.
Antes de los primeros diez minutos en un pase desde el centro del campo recibe el número once del Peñarroya (Rafa) que se escapa de la defensa, pero al driblar al portero este le atrapa y lo tumba provocando penalti, aunque el árbitro aplica la ley de la ventaja y el número nueve del Peñarroya (Manuel Ángel) aprovecha que el balón queda en tierra de nadie para llegar primero y marcar el primer tanto para su equipo.
Poco después del primer cuarto de hora se produce un corner favorable al Peñarroya. El centro lo saca al segundo palo el número siete (José) y lo remata de cabeza el número cuatro (José Antonio) que marca el segundo gol para su equipo.
El Peñarroya sigue insistiendo pero no saca rentas de las ocasiones que se producen.
En el minuto veintisiete le anulan un gol por fuera de juego al Miralbaida en una de las jugadas en que intentan llegar al área creando peligro.
Durante esta primera parte el árbitro va dejando patente una falta de consistencia que los jugadores del Miralbaida van aprovechando con un incremento considerable de actos que faltan al reglamento.
Después del descanso se nota perfectamente que los jugadores del Miralbaida se han dado cuenta de la mala actuación del árbitro que permite casi todo, agarrones, zancadillas, empujones, etc.
Al llegar el primer cuarto de hora de la segunda parte una pelota muy disputada en el borde del área del Peñarroya que llega al número diez del Miralbaida (Borja) que recorta a un defensa y se escora algo hacia la izquierda para batir al meta local con un tiro cruzado.
Cerca del minuto veinte le pasan un balón largo al número diez del Miralbaida que se escapa de la defensa y llega al portero, este en su salida arrolla al delantero y provoca un penalti. El encargado de ejecutar la pena máxima es el número cinco (Mateo) que marca y empata el partido.
Llegados a este punto el Miralbaida se ve fuerte y llegar a su portería se vuelve una misión de alto riesgo para los jugadores del Peñarroya a lo que el árbitro no siempre da respuesta.
El Peñarroya aunque no ha dejado de crear peligro ya se lanza a por todas y llega varias veces a portería incluso provocando un penalti que el árbitro no ve.
Llega el final del partido con el resultado de empate que sabe a decepción, con una pésima actuación del árbitro.
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