Desde el punto de vista de la medicina clásica, se nos ha enseñado que la enfermedad "es la alteración o desviación del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo lo que se manifiesta mediante un conjunto de fenómenos apreciables fácilmente".
Estos fenómenos apreciables clínicamente o directamente por el enfermo, los conocemos como "síntomas".
Muchos clínicos los han relatado, llevando dichos síntomas a un conjunto común determinado, el que conocemos como "síndrome".
Esta situación donde prima muchas veces factores personales, habitualmente favorece la existencia de errores terapéuticos, ya que el clínico común piensa que son patologías diferentes, muchas veces creando la imagen de que no existe tratamiento o es una patología de origen desconocido.
Sin embargo, con el aumento de la especialización en medicina interna, se han ido dejando de lado estos importantes aspectos generales y se ha reducido el quehacer clínico a solicitar múltiples exámenes y a la búsqueda eterna de fármacos milagrosos que erradiquen el problema.
Por otro lado, la industria farmacéutica cada día busca nuevas moléculas farmacológicas. Cada día disponemos de un mayor arsenal farmacológico, con un mayor efecto secundario residual, el que a su vez genera nuevos síntomas, fabricando con ello nuevas enfermedades.
La enfermedad para Medicina Biológica:
Para la medicina biológica, la enfermedad es simplemente la forma en que se manifiesta la defensa contra la agresión por parte del organismo.
En medicina biológica en cambio, no se le otorga tanta importancia a las enfermedades sino al enfermo, independientemente de la patología que muestre al clínico.
Para la medicina biológica el individuo es una entidad única y exclusiva que obtiene sus características de la distribución genética.
Este concepto no se aplica en medicina clásica y se pretende aplicar en cambio, una política de tipo genérico (enfermedades) en lugar de una adecuada a un estado específico (enfermo).
En medicina biológica, toda enfermedad tiene un proceso de evolución que va desde la condición de reacción normal hasta la reacción degenerativa.
Es decir, la enfermedad pasa a ser una sola entidad propia en cada individuo
y lo que apreciamos clínicamente son solamente las manifestaciones, de cómo se defiende el organismo ante la agresión externa o interna.
Para comprender la enfermedad como una sola unidad patológica es necesario comprender primero el concepto de unidad biológica y que puede resumirse como "la unidad formada por el cuerpo (soma) con la psiquis (espíritu) y el entorno que los rodea con el cual esta unidad interactúa permanentemente".
¿Cual es la mejor?
La respuesta es simple y a la vez compleja: Las dos son útiles y casi siempre compatibles.
Según el “enfermo” y no solo la “enfermedad” se ha demostrado que las son eficaces y con al asesoramiento adecuado debiera tenerse en cuenta la opción del “paciente”.
De todas formas el “dilema”: Medicina Clásica o Medicina Naturista seria conveniente cambiarlo por: Medina Clásica y Medina Naturista.
Esta sustitución del “o” por el “y” resulta necesaria para obtener un adecuado beneficio para el enfermo al que no se debe negar la posibilidad de una elección que le afecta de forma fundamental.