tiendas de campaña
22-02-2012 00:29:00
Lo que tienen que hacer l@s alcaldes de los municipios afectados por el Miner, es irse a Madrid y acampar en las puertas del ministerio , y todo el que entre a ese edificio que tropiece con ellos para que se enteren de lo que es recibir zancadillas políticas parecidas a las que intentan poner a nuestra comarca, mermando unas ayudas que encima sólo son un puñado de esperanzas y un pasito a pasito de un zapato del 35 para el desarrollo de nuestros pueblos del guadiato. Me pregunto por qué no le echamos cojones de una vez y empezamos por reconocer que sí, que los proyectos estarán muy bien y ole por los emprendedores, pero, ya está bien, son simples velos y maquillajes que parece que a los ciudadanos y a los gobernantes locales nos empecinan en postergar las grandes zancadas como los pinreles de Gasol. A echarle cojones todos, a modo de un conseguidor en forma de comarca que se sabe con avales fundados en las injusticias de que se acaban las minas, de que nos pusieron el cabril para provecho de un paupérrimo ciento, tenían que multiplicar la plantilla actual por diez como sea y de donde sea porque vaya mierda de instalación que ni siquiera ha reportado para nuestros polígonos empresas auxiliares. Pero no, no nos revelemos, no nos revolucionemos, luchemos por los miner y por más metros de velo, y no exigamos, dando mucho ruido y con dos cojones, que se ubiquen aquí grandes empresas que creen de una puñetera vez una cantidad considerable de puestos de trabajos, tantos como para que se note, porque los polígonos crecen y crecen, y no se nota nada de nada. Se sabe que, al menos en otros tiempos, y en otras zonas de Andalucía y España, hubo diputados autonómicos, senadores, etc, que consiguieron grandes proyectos para sus pueblos y comarcas. También se dice que algunos, para conseguirlos, tuvieron que enseñar rabia y dar golpes en las fabulosas formicas de las mesas del senado o de los parlamentos. Y dieron esos golpes porque si regresaban sin nada estaba esperándoles el pueblo aullando. Nosotros, a nuestras electas locales, no podemos pedirles que salga de ellas que se abran las muñecas o se rompan las uñas, porque estamos inmóviles. Aquí no vamos a entregar nuestros tiempo desempleado a realizar una acción reivindicativa permanente, días y noches, de calaña similar a la que hicieran en Marinaleda, hasta que se consiga algo, no tenemos cojones, y por eso mismo, por no arraigarnos a nuestra tierra, y por no pedir que también en sus entrañas se enclaven grandes cimientos de fábricas colosales, nos sucede lo que nos merecemos: el desarraigo, la emigración, la despoblación. Aquí no podemos sembrar alcachofas en los campos de los terratenientes. Aquí hay jara, zarzas y jabalies. Aquí, no hay dirigente político como el Sánchez Gordillo, que será lo que sea, que tendremos de él la opinión que tengamos, que va con una camisa de cuadros, pero que sus palabras supieron convencer y convocar a todo un pueblo. ¿O es que pensais que sin esa figura se habría liado una igual en Marinaleda? ¿Es que no nos han metido desde pequeños la necesidad de tener que creer en un maestro, en Moiseses, en mesías? ¿Es que en Marinaleda son todos ateos? Pues no, son escepticos. Y como son escépticos, jamás creyeron en proyectos velo. ¿Qué mierda es esa de todo el día el Rajoy y el Arenas con la palabra emprendedor en la boca? ¿Emprendedor de qué y con qué dinero? Si aquí la mayoría de los negocios son heredados y de tiendas y otros negocios el cupo está cubierto para la población. ¿Qué mierda es esa de ideas innovadoras si las habichuelillas jamás vamos a conseguir que sepan a jamón de bellota? ¿Alguien ha visto si hay algún parque tecnológico en la papelera o en otro polígono? ¿Qué leches es esa de ampararse en el turismo rural? Si aquí no está la costa del sol a veinte kilómetros ni esta comarca son los montes de Málaga. Señores, hay casas rurales anunciadas en traspasos y en venta, porque hubo emprendedores que se tiraron al barro con dos cojones, pero han aguantado y aguantado y ya no pueden seguir dando pasos porque les aprietan los zapatos del 35.