18 de julio de 2011 | Rafael Hernando Luna

LA INCINERADORA DE “EL ANTOLÍN”: UN GRAVE ATENTADO A LA SALUD PÚBLICA Y AL MEDIO AMBIENTE LOCAL Y REGIONAL. (2ª Parte)

R. Hernando Luna. Responsable (1993-2006) del “Grupo de Investigación” *Ingeniería Geoambiental…+ RNM 244. Junta de Andalucía-Universidad

Nota sobre lo publicado
Sobre los habitantes de la Cuenca Minera del Guadiato, de toda la Mancomunidad de Municipios de ese mismo nombre y, de manera muy especial, en lo que concierne a los vecinos de Peñarroya-Pueblonuevo, han llegado a conjugarse, de manera triple, todos los males que, para la salud pública, se pudieran pensar, provocados a través de la contaminación ambiental.
Se trataba, y se trata aún, de los proyectos que más o menos bendecidos — desde luego auspiciados — por los Ayuntamientos (según el ámbito territorial), responden a las siguientes nominaciones: Una “Planta de gasificación, de arco de plasma, para quemar residuos tóxicos”, otra “Planta — incineradora — de valorización de residuos de carbón”, amén de una tercera (incineradora como las demás) para “reses muertas”.
Respecto a la primera — la más peligrosa — el Ayuntamiento de Belmez llegó a facilitar los terrenos para su ubicación; mas, a estas alturas, afortunadamente, éstos han revertido al consistorio por falta de pago. En todo caso, en la mesa redonda, organizada recientemente en Belmez por la “Plataforma Guadiato Sostenible”, la alcaldesa de dicha localidad manifestó que, por su parte, nunca se autorizaría la instalación y puesta en marcha de dicha actividad. Clamorosa contradicción municipal que ha pasado de proporcionarle el suelo a la, muy contaminante, “Planta gasificadora” a negarle el permiso para su hipotética instalación. Como es para bien, ¡Bendito sea el bandazo de 180º!
Respecto a la segunda — “incineradora de residuos de carbón” —, en la misma antes referida “mesa redonda”, las alcaldesas de Peñarroya y Belmez, incomprensiblemente, no cedieron un ápice en sus posturas de apoyo incondicional a un proyecto tan disparatado en su pretensión como equivocado en su ubicación (colindante al casco urbano de Peñarroya-Pueblonuevo, en la urbanización “El Antolín”) hasta el extremo de ser considerado, por órganos competentes, como un verdadero atentado para la salud pública. No atendieron por tanto ninguna de las peticiones más que razonadas y razonables, de más de dos mil ciudadanos de la comarca del Guadiato, canalizadas por la referida Plataforma, de entre las que se situaba en primer lugar: “que la incineradora de “carbón” se ubicase a más de 2.000 metros del casco urbano de Peñarroya-Pueblonuevo.”
Respecto a la tercera Planta — “quemadora de animales muertos” — la alcaldesa peñarriblense ya conoce las posturas de los agricultores y ganaderos de la comarca, al respecto.
Orígenes y otras cuestiones relativas a las “incineradoras de residuos” como la que se pretende ubicar en el paraje de El Antolín.
Sépase que estas plantas de “valorización energética o incineración” son auspiciadas de alguna manera por países europeos, ricos, de clima frío, en los que la comunidad científica está dividida respecto a la oportunidad de que sus residuos orgánicos urbanos — léase basura —, y otros, sean incinerados — produciéndose energía eléctrica — o bien sean depositados en vertederos, aislados en el subsuelo. Las posturas enfrentadas entre los partidarios de una u otra opción se mantienen al día de la fecha, aún cuando los movimientos científico-ecológicos están al cien por cien en contra de la incineración debido a la importante contaminación atmosférica que inevitablemente tiene que afectar a la salud de los seres humanos y a todo el medio ambiente en general.
Naturalmente los fabricantes de estos tipos de Plantas, y los políticos que esgrimen como argumentos electoralistas la creación de puestos de trabajo sin advertir la insalubridad de las mismas, están a favor de dichas instalaciones.
Estas iniciativas nórdicas, generadoras de energía eléctrica — que a su vez producen agua caliente (muy valiosa en esas latitudes) — e incidencia muy negativa en el “cambio climático”, si se trasladan, y se están trasladando, a países cálidos — mediterráneos — europeos como es el caso de España, Italia, Grecia,… resultan absolutamente inadecuados y, a más de sus efectos insanos, inciden en el calentamiento no ya global, sino comarcal y local; proceso éste que en los meses de estío puede afectar — y afecta — gravemente a las personas — mayores y niños, especialmente — fomentando dañosas afecciones, de imprevisibles consecuencias, provocadas por los llamados “golpes de calor”. Las situaciones extremas — que incluyen los fallecimientos — debido a las altas temperaturas-ambiente resultan progresivamente mayores con el trascurso de los años.
Dado que la ”Comisión Europea” y, en consecuencia el Ministerio, español, de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Comunidades Autónomas y ciertos Ayuntamientos, que saben, o deben saber, que por razones climáticas y otras, al menos en el Sur de España resulta inadecuado el emplazamiento de esas susodichas tecnologías y que, en su mitad meridional, nuestro país dispone de una gran potencialidad energética alternativa — energía solar y eólica (ésta en todo el territorio nacional) —, están tras la implantación de incineradoras, que pueden recibir sustanciosas ayudas y subvenciones nacionales y especialmente europeas, lo que explica, en buena parte, el celo con que algunos, empresarios o presuntos empresarios, e incluso instituciones y organismos se decanten enfervorizadamente por la instalación de las mismas.
El programa de la Organización de Naciones Unidas (ONU) con el que se pretende que la mayor parte de la producción de energía sea no contaminante.
Con su muy reciente programa de producción energética las Naciones Unidas tratarán de implantar y dar carta de naturaleza, a nivel mundial, a las fuentes de energía renovables, con el fin de frenar el calentamiento del planeta. El potencial de éstas — solar, eólica, hidráulica… — es ilimitado, especialmente la solar que en España tiene, como es sabido, las mayores posibilidades.
Es adecuado recordar que todavía, a estas alturas, las energías no renovables — los combustibles fósiles — son responsables del 60 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, en todo el mundo.
En todo caso con la implantación del programa de la ONU, potenciando las renovables, se producirá un importante déficit en las emisiones de dióxido de carbono lo que repercutirá muy favorablemente en el estado de la salud pública a nivel mundial. En éste sentido los objetivos son verdaderamente esperanzadores ya que se pretende reducir en un tercio la emisión de CO2.
De hecho, la energía fotovoltaica está creciendo exponencialmente, algo menos la termosolar y, en menor grado la geotérmica.
Ante ésta política energética — más avanzada y “ecológica” que la seguida por la Comunidad Europea — resulta toda una contradicción la pretendida instalación de la susodicha “Planta incineradora de residuos de carbón de El Antolín” que no es en absoluto “ecológica” sino todo lo contrario.
En España en fechas muy — muy — recientes las renovables ya aportaron el 52 por ciento de la producción eléctrica, destacando entre ellas la eólica, la hidráulica y la solar. Las centrales nucleares produjeron, junto con las térmicas de carbón, el 34 por ciento de la electricidad generada en todo el territorio nacional.
Antecedentes y concreciones sobre la “Planta piloto de valorización de residuos de carbón de El Antolín”.
¡Pretensioso título!: En primer lugar no es planta piloto — como bien manifestaron en su día, a través de un informe los técnicos competentes de Medio Ambiente (esas plantas las colocan en el mercado — al completo — las casas fabricantes) y, en segundo lugar entendemos que “valorización” quiere decir, más o menos eufemísticamente, incineración.
Tras esas puntualizaciones, la ciudadanía debe conocer como la razón primera que justifica la instalación de la incineradora — se desconoce el autor espiritual: el que tuvo la iniciativa — es “la recuperación medioambiental de los terrenos del denominado paraje de El Antolín, dentro del término de Belmez, mediante la valorización de los residuos existentes en las escombreras depositadas en los mismos”.
Curiosamente no dice nada el “Proyecto” respecto a otra parte de la escombrera — en el mismo paraje del Antolín, por supuesto — sita en término municipal de Peñarroya-Pueblonuevo; y si el zafrero no se eliminase en su totalidad no podría decirse que la recuperación del suelo fuese tal, y mucho menos nominrase como acción “medioambiental”.
Se dice también en el mismo texto — “Proyecto” — que las reservas — 5.550.000 toneladas — tienen el 71% de cenizas (se ignora el método de evaluación seguido mediante el cual se ha llegado a estipular semejante cifra), y que tras su cribado el tenor de cenizas se reduciría al 68.3%, con lo que el rechazo (estéril), que quedaría sin recuperar en la escombrera sería de unas 6.600 toneladas anuales, lo que quiere decir que la escombrera no se eliminará — ni mucho menos — en su totalidad, máxime cuando a partir de un escrito de la empresa “adjudicataria” de la incineradora, se consigue modificar substancialmente la materialidad de los combustibles que según el “Proyecto” eran la razón del mismo, autorizándose BIOMASA (orujillo, se dice en principio) que, según personas desconfiadas, con ese nombre se puede designar bien sabe Dios qué.
Lo que ocurre con dicha modificación es que se quemará mucha menos cantidad de residuos mineros de lo inicialmente previsto, con lo que la motivación de la instalación de la “Planta” cambia substancialmente. ¡Así son las cosas: Primero se dice que son para una cosa y luego son para otra!
Lo que debe apuntar, el que subscribe, al respecto, es que puede y debe decir algo, del mundo de las escombreras de mina (ha dirigido, y sido responsable — Director Facultativo — del tratamiento y beneficio de varias, así como del estudio y evaluación previa de las mismas): Según todo pronóstico el aprovechamiento — incineración / valorización — de la escombrera de “El Antolín” es, a todas luces, antieconómico y, en todo caso — se insiste — una buena parte de la misma quedaría finalmente sobre el terreno, no cumpliéndose en consecuencia lo preceptuado, en principio, en el reiterado Proyecto (Continuará).

 
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