El párroco de la Iglesia de Santiago de Lucena, Antonio Barragán Calderón ofició en la noche del pasado martes su última misa, la de acción de gracias, ya que ayer abandonó la parroquia para tomarse por decisión personal, un año sabático.
El propio sacerdote lo anunció a los parroquianos en la misa del domingo, una noticia que corrió como la pólvora por el barrio y que fue la “causante” de que la misa celebrada en la tarde noche del lunes estuviera más concurrida de lo normal, ya que los feligreses quisieron despedir al que durante 6 años, ha sido el párroco del barrio. Ayer antes de marcharse a tierras extremeñas, donde permanecerá durante su retiro, concedió una entrevista a la Cadena Ser, a la que hemos tenido acceso.
Barragán reconocía haber tomado una decisión meditada y difícil y explicó que el tomarse un año sabático, algo que ya se planteó hace dos años, pero que finalmente no llevó a cabo, es algo que está contemplado en los planes de formación en la vida del presbítero, del sacerdote. El hasta ahora párroco de Santiago reconoció haber recibido numerosas muestras de cariño por parte de los lucentinos y afirmó que su marcha no será una despedida sino un hasta luego.
Antonio Barragán desmintió que se vaya por estar enfermo o por haberse enamorado, rumores que han circulado por el barrio desde que se conociera su marcha, afirmó que “la gente tiene que agarrarse a algo, aunque a veces ni entiendan que pueden hacer daño” y confirmó que seguirá siendo sacerdote “he pedido una dispensa del cargo pastoral y ministerial, no para la secularización”, por lo que se le ha dispensado de algunas obligaciones, pero no del celibato ni de la castidad.
El párroco afirmó haber tomado la decisión porque se encuentra “un poco cansado” e indicó que dedicará su año sabático a estudiar, a leer, “a otros menesteres que no sea llevar una parroquia”, ya que por ahora lo que necesita es tomarse un respiro “estar un tiempo en soledad”.
Antonio Barragán reconoció que le ha costado irse, al igual que a su llegada a Lucena en agosto de 2005, le costó adaptarse “sabemos que estamos de paso, pero no podemos evitar involucrarnos con las personas” e indicó que aunque es difícil saber si volverá o no al municipio, espera regresar a una tierra en la que deja a muchos amigos. El ya ex párroco de Santiago pidió perdón por el revuelo que ha ocasionado su marcha y aventuró que “el Señor va a seguir llenando de bendiciones a este pueblo”.
El sacerdote ha solicitado al Obispo de Córdoba Demetrio Fernández que nombre a un párroco para Santiago debido a la ausencia prolongada de titular, ya que cuando la retirada es por menos tiempo, las necesidades parroquiales se cubren por otros sacerdotes del municipio. Mientras llega o no el nuevo párroco, será San Mateo la que asuma los oficios de Santiago.
La marcha de Barragán de Lucena se une a la de Francisco Jesús Orozco, párroco de San Mateo, que a finales de este mes dejará su cargo para asumir el de Vicario General de la Diócesis. Orozco, que también ostenta el cargo de Vicario Episcopal de la Campiña, será sustituido en éste último por Jesús Poyato.

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