14 de abril de 2011 | Francisco Javier Cabezas (Infoguadiato)

In memoriam a una pequeña gran Mujer

ELLA ERA UNA NIÑA GRANDE, CON SUS OCUPACIONES, SUS QUEHACERES, SUS RECADOS

Se nos fue la "Chica", la "Kika", Francisquita, nuestra Francisquita de las Monjas. La pasada tarde del sábado 19 de Marzo, festividad de San José, exhalaba su último aliento en la que había sido su casa durante tantos años, la Residencia de las Hermanas de la Congregación de María Rivier. Siempre permanecerás en el recuerdo de todos los mellarienses y en el de las que durante tantos años fueron tus protectoras, tus hermanas, tu familia, las Hermanas de la Presentación de María. ¡Cuántos pasos les has ahorrado a estas queridas hermanas que velan por el bienestar de los más necesitados¡. ¡Cuántas tardes de siesta recorrías las calles de nuestro pueblo recogiendo los medicamentos en la farmacia para que tus compañeros de residencia llevaran una medicación adecuada¡. Si no llevabas una carta, llevabas la compra y sino entre mandado y mandado te tomabas el café de la tarde que tanto disfrutabas. Recuerdo que durante mi etapa de trabajo en hostelería en la Cafetería Ortiz II llegabas siempre a la misma hora y también te marchabas a la misma. Si a las cinco de la tarde no habías llegado ya la esperaba con impaciencia para hacerle el café con dos azucarillos y que no se le enfriara, sabía que de un momento a otro vería su figura por la cristalera de la cafetería. Siempre le ofrecía un dulcecillo con el café o un mantecado si eran fechas navideñas, que le endulzaban la tarde. Aprovechaba el máximo tiempo posible para darme compañía, compañía que yo compartía con ella y a las siete en punto de la tarde se marchaba plaza adelante para llegar puntual a la residencia, "le toca cenar a lo inválidos", me decía "y luego a los demás". Pero ella no pertenecía ni a un grupo ni a otro. Ella era una niña grande, con sus ocupaciones, sus quehaceres, sus recados."Cuando todos duermen yo me quedo a ver la tele, me acuesto cuando me vence el sueño", me contaba. Y cuando llegaba el día de Reyes o de su cumpleaños esperaba con la inocencia de un niño el aluvión de regalos que recibía y que adornaban su habitación.
Francisquita era de esas personas que tardaremos en olvidar, quizá no la olvidemos nunca. Montoreña de nacimiento y mellariense de adopción compartió los momentos más felices de su vida entre nosotros, una vida que no había sido nada fácil para ella pero que había sabido siempre sacar adelante haciendo felices a todos los que tenía a su alrededor, con sus carcajadas, y también con ese murmullo a regañadientes que muchas veces mantenía con ella misma. Tenemos mucho que aprender de esta "Pequeña Gran Mujer" que nos caló hondo, y que estoy más que seguro que será la mejor recadera que tenga Dios en todo su Reino, y seguirá siendo útil allá donde esté. ¡Siempre estarás en el corazón de todos los mellarienses querida "Kika¡.
 
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Comentarios

maria dolores
23-04-2011 14:01:36
Se fue un angel al cielo y se ke alla estan contentos,pero aki en la tierra no sabes cuanto te hecha...
 
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