La cultura en su diversidad es una riqueza común. En el campo del patrimonio y de la creación, no existen bienes privativos, tan sólo bienes compartidos.
En situaciones de posconflicto o de posdesastre, el reconocimiento y la materialización en acciones de la diversidad cultural, en sus componentes patrimoniales y creativos, confieren un nuevo valor a la vida y surgen como fuerzas positivas en apoyo al diálogo, comprensión mutua, reconciliación, estabilidad social y la reconstrucción.
Dar nueva vida a un patrimonio que ha sido objeto de ataques y hacer de él un signo de encuentro y el símbolo de una identidad plural, reparar los daños causados por los desastres poniendo en común lo que une: tal es el objetivo de la acción de la UNESCO velando por la conservación de los monumentos y los sitios, protegiéndolos del pillaje y del tráfico ilícito de bienes muebles, permitiendo a la cultura tradicional de cada uno hablar a la cultura del Otro.
Promover las prácticas adecuadas en materia de mediación intercomunitaria, desarrollar la sensibilidad intercultural, especialmente entre jóvenes, favorecer los intercambios de bienes y expresiones culturales, así como los encuentros entre actores culturales símbolos de su historia nacional, resaltar la pluralidad de la historia y de la cultura nacional: así se podrá favorecer la construcción de un futuro común para comunidades que tienden al repliegue identitario tras haber sufrido a causa del hombre o de la naturaleza.
Estos son los ejes de cooperación organizada por la UNESCO con sus colaboradores en el marco de los proyectos desarrollados en los países afectados por conflictos o desastres naturales.
Su acción al servicio de la reconciliación intercomunitaria se llevan a cabo en Iraq, Afganistán, Europa Sudoriental (Bosnia y Herzegovina, Kosovo) el Cáucaso region, Oriente Medio, Chipre, Camboya, Timor-Leste, las dos Coreas y África.