Hola...mi nombre es Cristian, y vengo a probarme.
Entrenador: ¿De qué juegas?
C: ¡De número 2! (defensa central)
E: Sois muy chico físicamente para jugar en esa posición.
Éste fue el fragmento de un diálogo cuando fui a mi primera prueba, y fue aproximadamente en la década de los 90.
Las pruebas a veces suelen parecerse al casting de alguna marca de pasta de dientes en busca de una sonrisa con dentaduras blancas, y te dicen "NO" por ir con los dientes con sarro, sin darte oportunidad de cepillártelos.
Luego de aproximadamente 15 años, mucho esfuerzo y perseverancia, logré ser uno de "Los goleadores más eficientes de Europa". ¿Y?

Durante mis comienzos jugué de defensor o algún puesto del medio campo, y justamente era una década donde el prototipo moderno de jugador a seguir, se debía asemejar al defensor rudo, grande y fuerte, estilo alemán. Por aquel entonces, puede que alguna razón haya tenido el entrenador: ya que me ahorraría combates de choques más que de jugar.
Pero... ¿por qué debía un estereotipo cortar o limitar el desarrollo o progreso de un adolescente?
A mis 16 años no tendría por qué ser un producto finalizado, ni tampoco había terminado de desarrollar ni de mejorar aspectos físicos, por lo que decidí comprometerme mucho más con mi sueño, esforzándome y desarrollando la habilidad de jugar en diferentes posiciones.
Con el tiempo fui comprendiendo que el éxito traducido en resultados ganadores son el ticket que permiten ingresar al salón de las ventas; sino fuera por ello, Guardiola con su filosofía producto de una empresa "made in"

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