El Subdirector Médico del Servicio de Atención Ciudadana del Hospital Regional Universitario de Málaga, Miguel Calderón Cid, es licenciado en Medicina por la Universidad de Córdoba, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Máster en Salud Pública y Gestión Sanitaria, Máster en Investigación Biomédica y cuenta con experiencia internacional tras su paso por la Organización Mundial de la Salud en el departamento de Emergencias Internacionales en la sede de Washington D.C. A su vez, tiene publicaciones en sus principales líneas de investigación y ha participado en números congresos nacionales e internacionales.

El hospital en el que trabajo está compuesto por 4 pabellones (Carlos Haya, Hospital Civil, Hospital Materno Infantil y CARE). Hemos tenido que trabajar y tomar decisiones en un escenario repleto de incertidumbres. Durante la primera fase de la pandemia se elaboró un plan de contingencia con el objetivo de garantizar que no faltaran camas de hospitalización en las plantas ni en la UCI. A su vez se hizo una reorganización de diferentes servicios con traslados de especialidades a otros pabellones, se establecieron circuitos diferenciados para garantizar la seguridad de pacientes y profesionales y se apostó por la telemedicina para disminuir el tránsito de pacientes por el hospital. A su vez la Ciudad Deportiva Carranque se transformó en tiempo récord en un Hospital auxiliar con más de 150 camas, incluidas 10 de UCI, por si hubiera sido necesario disponer de más camas de hospitalización.

Ahora ya estamos en una segunda fase con mucha menos presión asistencial en la que tendremos que aprender a convivir con casos de COVID-19 y a su vez atender con todas las garantías de seguridad el resto de las patologías.

Considero que todos han hecho un colosal esfuerzo en la situación más complicada de sus vidas. En mi hospital trabajan unas 6300 personas y todas y cada una de ellas han destacado por su dedicación, esfuerzo y entrega absoluta en una situación de máximo estrés.

Los coronavirus pertenecen a una amplia familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en humanos como en animales. Son llamados así, por presentar una especie de picos en la superficie del virus que recuerdan a una corona. La gran mayoría de los coronavirus descritos se han aislado de aves o mamíferos, especialmente murciélagos. En los humanos provocan infecciones respiratorias que van desde un resfriado común hasta formas más graves como el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SARS). El nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) se denomina así porque tiene una secuencia genética muy parecida al SARS.

No. Creo que muy pocos podían imaginar la dimensión que iba a tener este virus. Estamos en una situación sin precedentes en este siglo y en la que hemos tenido que aprender a vivir con cierta incertidumbre. Este coronavirus ha demostrado que puede transmitirse de una persona a otra con gran facilidad por sus características de reproducción y además nadie tiene inmunidad por lo que cualquier persona es susceptible de infectarse. La mayoría de los estudios sugieren que las personas pueden ser contagiosas desde varios días antes de iniciar síntomas y aproximadamente durante 14 días desde el inicio de esos síntomas. El poder contagiar antes de iniciar síntomas dificulta considerablemente las medidas de contención de la pandemia.

Actualmente no existen evidencias sólidas del comportamiento de este coronavirus en diferentes condiciones climáticas ya que es un virus nuevo. Los coronavirus suelen ser muy sensibles al calor así que probablemente la transmisión bajará con el aumento de la temperatura, aunque el virus seguirá circulando.

Todo dependerá del comportamiento que tengamos todos nosotros. Habrá un nuevo concepto de normalidad con mucho menos contacto social por lo menos hasta que tengamos una vacuna.

Una de las características de esta pandemia es la falta de certezas. Lo mismo ocurre a la hora de predecir una fecha para desarrollar una vacuna. Es casi misión imposible desarrollar una vacuna antes de 2021 ya que los ensayos clínicos en humanos tienen una serie de fases para evaluar la seguridad y la eficacia que no nos podemos saltar. Soy optimista para lograr la vacuna porque se están realizando esfuerzos de toda la comunidad científica para ello.

No se puede descartar que ocurra una segunda oleada en otoño viendo la cantidad de casos que ha habido en todo el mundo. No obstante, estamos mucho más preparados para afrontar esta segunda oleada porque en muy pocos meses hemos aprendido mucho sobre este virus. Hemos conseguido secuenciar el genoma de las diferentes cepas de este coronavirus y desarrollar pruebas diagnósticas. Hay que ser prudentes y no relajar las medidas de distanciamiento físico, la higiene de manos frecuente y el uso de mascarillas. Además, es necesario reforzar los Sistemas de Vigilancia Epidemiológica para garantizar el aislamiento precoz de los nuevos casos y la investigación de contactos.

Errores ha podido haber muchos, pero siempre es muy fácil criticar a posteriori. El error más grave fue pensar que lo que estaba ocurriendo en China era algo ajeno a nuestra realidad y que aquí jamás pasaría; o que si llegaba el virus lo podríamos controlar con facilidad. Incluso se hacían bromas al ver a los chinos construir un hospital en 10 días. La OMS recomendó medidas de prevención y control desde enero en base a las evaluaciones de riesgo que realizan y alertó de la gravedad de la situación. No obstante, hay mucha gente opinando sin tener formación en epidemiología y control de brotes. En una pandemia nos enfrentamos a escenarios dinámicos en los que se barajan diferentes hipótesis y en cada fase se adoptan una serie de medidas concretas. Por eso los protocolos de actuación se revisan periódicamente y los datos hay que interpretarlos dentro de un contexto con el conocimiento técnico pertinente. Espero que todos aprendamos de esto y se invierta en programas de salud pública y de vigilancia epidemiológica. Problemas complejos no tienen soluciones sencillas.

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