La Casa de la Cultura, acogió el pasado 7 d abril, el IV Memorial “Antonio Rodríguez Cerrato”, que como es natural, ha sido organizado por la Asociación Cultural “Rodríguez Cerrato” de Peñarroya-Pueblonuevo.
Todos conocimos al Maestro Rodríguez Cerrato, con esa energía que emanaba armonía y notas musicales por los cuatro costados, que a pesar de no ser su profesión, vivía por y para la música, abarcando a lo largo de los años, casi todos los campos musicales en los que de alguna manera se emplearan partituras. De esta forma pudimos verlo dirigir, zarzuela, música sacra, lírica o popular, todo ello adaptado a los instrumentos de pulso y púa que tanto cariño les tenía.
Tanto fue valorado su saber musical, que es de las pocas personas que en vida, ha tenido el honor de ser nombrado Hijo Predilecto de Peñarroya-Pueblonuevo, de recibir la Medalla de Oro de la Ciudad y de ver su busto colocado sobre un pedestal en el Centro Polivalente, que si todo va bien, pronto será trasladado al recibidor de la Casa de la Cultura. Tres distinciones oficiales que dicen mucho de su personalidad musical por la que tanto lucho, intentando mantenerla siempre viva en Peñarroya-Pueblonuevo, e incluso llevándola a nivel nacional e internacional.
En este IV Memorial, hemos podido disfrutar de un concierto único y preparado para la ocasión, en el que hemos podido escuchar 14 marchas cofrades, más dos bises, con la novedad de estar tocadas por el grupo de Pulso y Púa, el grupo de viento y algo de percusión, diez de ellas cantadas por el Coro Rociero “Ntra. Sra. de la Esperanza”, que dijo sí a la propuesta, sin saber lo complicado que lo iban a tener para adaptarse al compás y a los tiempos musicales de una orquesta. Tesón, empeño, constancia, amor propio, muchas horas para versionar las partituras y algunas más de ensayo, ha sido necesario para llegar al momento que vivimos a lo largo del concierto, que a pesar de durar dos horas casi de forma continua, supo a poco.
La orquesta, creada exclusivamente para la ocasión, estuvo formada por Bandurrias (Pedro Rozi y Javier Morales), Guitarras (Álvaro Carrillo, Juan Manuel Pulgarín, Alba Molina, Isabel Rodríguez y Coral Ruiz), Laudes (José Fernández y Cecilia Fernández), Clarinetes (Carmen Ruiz, José Calvete, Fco. Javier Vaquero y Andrés Saborido), Violín (Estrella Molina), Violonchelo (Laura Onieva), Tuba (Isaac Espejo), Trompa (Inma Carrillo), Saxofones (Álvaro Rozi y María Ángeles Martínez), Bajo (Angelines Espinar), Caja y Bombo (José Manuel García y Juan Carlos Tapia).
El Coro estuvo formado por María de los Ángeles Mera, Ángela Santiago, Raquel Mera, Teresa Santos, María José Cabello, Esther González, Encarni Durán, Mari Carmen Martín, Amparo Arias y Miguel Ángel Castillejo. Presentaron el acto, José Alonso Ballester y Adalberto García-Donas León.
Con el Coro Rociero “Ntra. Sra. de la Esperanza” sobre el escenario, se iniciaba este IV Memorial. Antes, el presidente de la Asociación Cultural “Rodríguez Cerrato” Pedro Rozi, pronunciaba unas palabras de agradecimiento y presentaba como es costumbre en él, a las nuevas incorporaciones a la orquesta, a los que hizo salir a primera fila. Allí pudimos ver a Coral Ruiz (Guitarra), Estrella Molina (Violín), Mari Ángeles Martínez (Saxofón) y a Juan Carlos Tapia, con tan sólo 9 años (Caja). Todos ellos estuvieron dirigidos por Florencio Rozzi.
Todo este elenco de verdaderos artistas, interpretaron marchas como “Encarnación Coronada” de Abel Moreno, “Hosanna in Excelsis” de Oscar Navarro, “Pasan los Campanilleros” y “Macarena”, ambas de Abel Moreno, “Triunfal” de Emilio Cebrián, “A la Gloria” de Miguel Ángel Font, “Costaleros de la Aurora” de Víctor Manuel Ferrer, “Esperanza Terribleña” de Joaquín Nevado, “Virgen de los Estudiantes” y “La Madrugá”, ambas de Abel Moreno, “Costalero” de Martín Salas, “Soledad de Mena Coronada” de Antonio González Écija, de Rute, presente en la sala, “Caridad del Guadalquivir” de Francisco Joaquín Pérez y “Triana de Esperanza” de Claudio Gómez. El acto finalizó con todos los presentes puestos en pié solicitando un bis con sus palmas, que ante la insistencia, llegó con la marcha “Pureza Marinera” de Julio Pardo y la parte cantada de “Encarnación Coronada”, con Florencio Rozzi dirigiendo a la orquesta, al coro y a todos los presentes que cantaron al unísono su conocida letra.