Manuel Sánchez, responsable de Sindicato de FESMC-UGT Córdoba, denuncia la pasividad que tanto de la Junta de Andalucía, como el Ministerio de Fomento, están teniendo en el problema de la reducción y modificación sistemática de Servicios Regulares de Transporte de Viajeros que afecta a las conexiones de la comarca del Valle del Guadiato con Córdoba y Extremadura.
El pasado día 1 abril La Sepulvedana, empresa concesionaria del Servicio Público, ha introducido nuevos cambios horarios, con el único objetivo reducir plantilla, cerrando el centro de trabajo de Peñarroya, y adecuar los horarios a sus propios intereses, despreciando el interés de los ciudadanos en una materia tan sensible como es la movilidad, para el desarrollo de la Comarca y para el acceso a otros servicios públicos fundamentales, como la sanidad o la educación.
El objetivo de la modificación, no es otro que, los primeros y últimos autobuses salgan o regresen a Córdoba, estableciendo horarios que nada tienen que ver con los flujos naturales movilidad de los ciudadanos. Estos nuevos Servicios, que están condenados al fracaso, serán la antesala de nuevas supresiones por falta, lógica, de usuarios.
También, el responsable de UGT en el Sector de Transportes ha querido poner de manifiesto la nula voluntad de la Empresa en llegar a acuerdos que evitaran el cierre del centro de trabajo de Peñarroya, y el consiguiente traslado forzoso de los 10 trabajadores. Desde el Sindicato se han propuesto medidas alternativas, como la negociación de reducciones temporales de jornada o modificación horaria, para que los efectos sociales de la medida fuesen los mínimos. De nada han servido, La Sepulvedana ha hecho oídos sordos de cuanta propuesta le han llegado, tanto del Sindicato, como de los responsables municipales y administraciones.
Una Empresa que no ha hecho gala en Córdoba de la condecoración que hace unos meses recibió de manos de la Ministra de Sanidad y Asuntos Sociales en Segovia, como empresa Familiarmente Responsable, en lo que se refiere a Córdoba, no se puede ser más irresponsable, a sabiendas de que algunos de los trabajadores trasladados forzosos tienen situaciones personales y familiares, que son imposibles de conciliar, pretendiendo que estos trabajadores renuncien a su puesto de trabajo.
En relación a las críticas hacia el sindicato de algunos trabajadores de Córdoba, que discrepan de nuestras actuaciones, Manolo Sánchez reafirmó que seguirán defendiendo a los trabajadores que realmente tienen los problemas, sean mayoría o minoría como en este caso, y obligando a que la empresa cumpla con sus obligaciones legales. No me sorprende que el discurso de estos trabajadores y el de la Empresa sea el mismo, y que la precariedad y el miedo a perder el puesto de trabajo generen el Síndrome de Estocolmo, son los efectos incomprensibles de los tiempos que corren.

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