El itinerario propuesto es de, aproximadamente, 8 kilómetros y discurre por la Sierra del Castillo. A principios del siglo XIII existió un recinto fortificado en este cerro que Fernando III donó a Córdoba en 1237. Fue el antecedente de la actual población de Espiel que debió surgir a finales del XV ligada a Belmez. Más tarde se constituyó como aldea de Villanueva del Rey, hasta que, a mediados del siglo XVI, alcanzó su independencia administrativa con el nombre de Bodonal. Este nombre fue cambiado posteriormente por el de Espiel, municipio cuyo desarrollo ha estado ligado al auge de la cuenca minera.
Observamos que existe un vía-crucis en este camino y, al llegar a la cruz número VI, lo abandonamos e iniciamos el ascenso por una "vereda" señalizada con piedras blancas a ambos lados -es un tramo dificultoso de aproximadamente cuarenta minutos-. Ésta da paso a senderos, circunstancia que, si bien dificulta el acceso al entorno, ha hecho posible que el estado de conservación del conjunto se halle prácticamente inalterado. Son muy abundantes los fósiles de artejos de Crinoides y de algunos vegetales. Llegamos a la cota más alta de la sierra, afloramiento calizo que alcanza una altura de 700 m. Debido a su altitud es posible observar distintos paisajes característicos. Así, en dirección noroeste, encontramos las cotas más altas de la Comarca: Pelayo (935 m.), Chimorra (959 m.), El Sordo (933 m.) y Puerto Calatraveño (750 m.). Igualmente, podemos observar desde aquí zonas llanas como el Valle del Guadiato, con el Peñón de Peñarroya al fondo, y otros términos municipales como los de Villaharta y Villaviciosa de Córdoba. La amplitud visual se completa con el embalse de Puentenuevo, que aparece como un gran lago en medio de la sierra y que, junto con el río Guadiato, constituye un amplio valle.
Una vez arriba, recomendamos dar un paseo por este paraje de elevada altitud, donde contemplaremos las paredes casi verticales que aprovechan las águilas perdiceraspara reproducirse. También es frecuente la presencia de buitres leonados procedentes de las cercanas formaciones montañosas de Peñaladrones, Pelayo y Peña Crispina, que otean el paisaje desde los salientes rocosos. Las aves que predominan en esta zona son las de ambientes rupícolas, como aviones roqueros, colirrojos tizones, grajillas,chovas piquirrojas y cernícalo vulgar, aves que actúan como exquisitos señuelos para el turista especializado.
Debido al terreno, la bajada es abrupta y en ella veremos un olivar de acebuche semiabandonado y de poca densidad, que, en cotas más bajas, es sustituido por almendros. Conforme nos acercamos a la vía férrea Córdoba- Almorchón, el matorral es menos denso, pudiéndonos encontrar mayor abundancia de especies aromáticas como el romero, el tomillo y la salvia, que constituyen una pequeña garriga. Pueden sorprendernos al paso asustadizos reptiles como la lagartija colilarga, la culebra de escalera y la víbora, único reptil venenoso de la zona aunque no mortal. Además de los mamíferos anteriormente citados, en las cercanías al embalse de Puente Nuevo, se han censado doce parejas de nutrias, población importante por su significado ecológico. Durante el verano las jóvenes nutrias, nacidas la primavera anterior, efectúan sus primeras salidas del cubil; en esta época las crías de este mustélido toman contacto por primera vez con el agua, ante la que se muestran cautas y recelosas.
Fuente: Mancomunidad de Municipios Valle del Guadiato